Josefa Menéndez
Recibió mensajes dictados por Nuestro Señor
Jesucristo en el convento de la Sociedad del Sagrado Corazón de
Jesús en Les Feuillants, en Poitiers, Francia, entre 1920 y
1923.
Jesús
pidió el 13 de Noviembre de 1923: "deseo que hagan conocer Mis
Palabras. Quiero que el mundo entero Me conozca como Dios de amor,
de perdón y de misericordia. Yo quiero que el mundo lea que deseo
perdonar y salvar... Mis Palabras serán luz y vida para muchísimas
almas ".
En Sus
mensajes, Jesús dice: “Amor busco, amo a las almas y deseo ser
correspondido. Por eso Mi Corazón está herido, porque encuentro
frialdad en vez de amor. Yo soy todo Amor y no deseo más que
amor. ¡Ah! Si las almas supieran cómo las espero, lleno de
misericordia! Soy el Amor de los amores… Tengo sed de que
las almas se salven… ¡Que las almas vengan a Mí!... ¡Que las
almas no tengan miedo de Mí!... ¡Qué las almas tengan confianza en
Mí!”
El Papa
Pío XII (en aquel momento Cardenal Eugenio Pacelli) dio su bendición a
la primera edición.
25 de Agosto de 1920
“Déjate
en Mis Manos... No Me importan tu pequeñez y tu flaqueza; lo que pido es
que Me ames y que lo ofrezcas todo para consolar Mi Corazón. Quiero que
sepas cuánto te amo y qué tesoros te reserva Mi amor”.
“Quiero que descanses sin miedo
en Mi Corazón. Míralo y verás que ese fuego es capaz de consumir todo lo
imperfecto que hay en ti. Abandónate a Mi Corazón y no pienses más que
en darme gusto”.
“Quiero que Me lo ofrezcas todo,
aún lo más pequeño, para compensar el dolor que Me causan las ofensas de
las almas”.
8 de Septiembre de
1920
“Nada temas... No me abandones. ¡Son tantas las almas que
huyen de Mí! Déjame, al menos, morar en la tuya y complacerme en
ella”.
4 de Octubre de
1920
Jesús muestra Su Corazón herido a Sor Josefa y
dice:
“Mira en qué estado las almas infieles dejan Mi Corazón...
Ignoran el amor que les tengo; por eso Me abandonan. Pero tú, ¿no
querrás cumplir Mi Voluntad?”
7 de Noviembre de
1920
Jesús dice a Sor Josefa:
"Guarda para Mí solo ese corazón
que te he dado, y no busques en todo más que amar. Mi Corazón Se abrasa
y arde en deseos de consumir a las almas en el amor".
8 de Noviembre de
1920
“No Me resistas, humíllate, que Yo te buscaré en tu nada
para unirte a Mí”.
19 de Noviembre de
1920
"Un solo acto de amor, cuando te sientes desamparada, repara
muchas ingratitudes de otras almas. Mi Corazón los cuenta y los recoge
como bálsamo precioso".
29 de Noviembre de
1920
“¿No sabes que Soy el dueño de tu corazón y de todo tu
ser?”
26 de Enero de
1921
“El alma que ama desea sufrir, y el sufrimiento aumenta el
amor. El amor y el sufrimiento unen el alma estrechamente con Dios hasta
hacerla una misma cosa con El”.
6 de Febrero de
1921
“Estas heridas Me las causa el desamor de los hombres que,
como locos, corren a su perdición”.
8 de Febrero de
1921
“¡Cuántas almas se condenan! Pero un alma fiel repara y
obtiene misericordia para muchas ingratas”.
9 de Febrero de
1921
“El amor que tengo a las almas es tan grande, que no puedo
contener la llama de Mi ardiente caridad”.
12 de Febrero de
1921
Sor Josefa escribe: me hallaba ante el Sagrario en oración y
empecé a pedir por mi madre y mis hermanas. Me llegué a entristecer por
ellas y pensaba lo que haría si estuviese a su lado... Confieso que en
aquel momento no contaba bastante con Dios. De pronto se presentó Jesús,
con el Corazón abrasado lleno de majestad, y en tono de reprensión me
dijo:
-tú sola, ¿qué podrías hacer?
Y señalándome Su
Corazón:
-fija Aquí tu mirada.
Y se fue.
20 de Febrero de
1921
Durante la Santa Misa, después de la Consagración, Jesús se
presenta hermosísimo a Sor Josefa, y le dice:
“Dime, Josefa, ¿qué Me
vas a ofrecer por las almas que te he confiado? Colócalo en la Llaga de
Mi Corazón para que reciba un valor infinito”.
21 de Febrero de
1921
“Te quiero tan olvidada de ti misma y tan abandonada a Mi
Voluntad que no te pasaré la más mínima imperfección sin avisarte. Debes
tener siempre presente tu nada y Mi Misericordia. Sabré sacar tesoros de
tu humildad: no lo olvides”.
24 de Febrero de
1921
“Mañana ofrecerás a Mi Padre todas tus acciones, unidas a la
Sangre que derramé en Mi Pasión. Procurarás no perder un momento la
presencia Divina, alegrándote, en cuanto te sea posible, de lo que hayas
de sufrir. Piensa todo el día en las almas... en los pecadores... Tengo
sed... sí, tengo sed de almas”.
24 de Febrero de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“El mundo no conoce la
Misericordia de Mi Corazón. Quiero valerme de ti para darla a conocer...
Te quiero Apóstol de Mi bondad y de Mi Misericordia”.
14 de
Marzo de 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Recuerda que tu nada
es el imán que atrae Mis miradas”.
15 de Marzo de
1921
Acabando de comulgar y pidiendo una vez más perdón a Nuestro
Señor, pasó, como un relámpago, por delante de Sor Josefa y le dijo: “El
amor todo lo borra”.
17 de Marzo de
1921
“Aquel día te llamé y, desde entonces, no te he abandonado
ni un momento. Te he cuidado con amor y no me he separado de ti.
¡Cuántas veces hubieras caído a no haberte sostenido Yo! Hoy te digo de
nuevo: quiero que seas Mía... que Me correspondas... que Me seas
fiel...”.
“Yo haré todo el trabajo, tú
nada tienes que hacer sino amar y abandonarte. No te importe tu nada, ni
tu debilidad, ni aún tus caídas. Mi Sangre todo lo borra. Bástate a ti
saber que te amo. Abandónate”.
22 de Marzo de
1921
“¿No sabes lo que está escrito en el Santo Evangelio? Pedid
y recibiréis”.
23 de Marzo de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Hay almas cristianas y muy piadosas, detenidas por un afectillo, un
apego, que les impide correr por el camino de la perfección. Si otra
alma ofrece sus obras y sacrificios, uniéndolos a mis méritos infinitos,
les alcanza que salgan del estado en que están y adelanten en la
virtud”.
“Otras almas viven en la indiferencia o en el pecado,
ayudadas del mismo modo, recobran la gracia, y se salvan. Otras, y no
tan pocas, viven obstinadas en el mal y ciegas en su error. Se
condenarían, pero las súplicas de un alma fiel consiguen que la gracia
toque, al fin, su corazón. Y si su flaqueza es tan grande que han de
volver a caer en su vida de pecado, me las llevo a la eternidad, y así
las salvo”.
26 de Marzo de
1921
Rogaba yo al Señor que me diese la fuerza de vencerme, pues
no sé todavía humillarme como El quisiera”.
Jesús dice a Sor
Josefa:
“No te apures, Josefa; si llenas un vaso de agua y echas en
él una piedrecita, saldrá un poco de agua. Echas otras y sale un poco
más. Pues así, a medida que Yo voy entrando en tu alma te vas
desocupando de ti, pero esto se hará poco a poco”.
29 de Marzo de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Mi Corazón encuentra consuelo
perdonando. No tengo más deseo que perdonar, ni mayor alegría que
perdonar. Cuando, después de una caída, un alma vuelve a Mí, es tan
grande el consuelo que me da, que casi resulta para ella un beneficio,
porque la miro con particular amor”.
3 de Abril de
1921
Jesús dice a Sor Josefa acerca de Su Sagrado
Corazón:
“Toma este Corazón y ofrécelo... Con El, puedes pagar todas
tus deudas”.
6 de Abril de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Es tanto lo que Me agrada un
alma cuando se abandona a Mí de verdad, que aunque esté llena de
imperfecciones y miserias hago de ella un cielo donde me deleito en
morar. Yo mismo te diré lo que Me impide trabajar en tu alma para
realizar Mis designios”.
7 de Abril de 1921
Sor
Josefa pide a Jesús que le enseñe a humillarse y abandonarse como El
desea. Jesús responde:
“Puedes humillarte de varias maneras: adorando
la Voluntad Divina que, a pesar de tu indignidad, se quiere servir de ti
para extender Su Misericordia. También, dando gracias de que, sin
merecerlo, te he colocado en la Sociedad de Mi Corazón. No te quejes
nunca de esta gracia”.
13 de Mayo de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Mi Corazón nunca niega el
perdón al alma que su humilla y, sobre todo, entiéndelo bien, Josefa, si
lo pide con verdadera confianza. Yo haré un gran edificio sobra la nada,
es decir, sobre tu humildad, tu abandono y tu amor”.
17 de Mayo de 1921
La
Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“¿Cómo no te he de amar, hija
mía? Por todas las almas ha derramado mi Hijo Su Sangre. Todas son mis
hijas. Pero cuando Jesús fija los ojos en un alma, yo pongo en ella el
corazón".
18 de Mayo de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si tú eres un abismo de
miseria, Yo soy un abismo de bondad y Misericordia... Mi Corazón es tu
refugio”.
25 de Mayo de 1921
La
Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“Hija mía, arroja todas tus
miserias en el Corazón de Jesús, ama al Corazón de Jesús, descansa en el
Corazón de Jesús, sé fiel al Corazón de Jesús”.
3 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si me quieres consolar, has de
trabajar para acercar a Mi Corazón un alma muy querida. Forma desde
ahora la intención y ofrece todas tus obras. Besa el suelo para adorar
Mi Sangre pisoteada y ultrajada por esta alma a quien tanto
amo”.
3 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Recuerda Mis palabras y ten fe.
El único deseo de Mi Corazón es aprisionarte y anegarte (sumergirte) en
Mi amor, hacer de tu pequeñez y flaqueza un canal de misericordia para
muchas almas que, por tu medio, se salvarán. Más tarde te descubriré los
secretos amorosos de Mi Corazón y eso te servirá para hacer mucho bien a
un gran número de almas. Deseo que escribas y guardes cuanto Yo te diga.
Todo se leerá cuando estés en el Cielo. Quiero servirme de ti, no por
tus méritos, sino para que se vea cómo Mi poder se sirve de instrumentos
débiles y miserables”.
13 de Junio de 1921
La
Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“Líbrate de estas tres cosas que
es por donde el enemigo de las almas te quiere hacer caer:
-No te
dejes llevar de los escrúpulos que te presenta, para que dejes la
comunión.
-Cuando mi Hijo te pide un acto de humildad o cualquier
otra cosa, hazlo con mucho amor, diciendo muchas veces: `Jesús mío, veis
lo que me cuesta, pero antes que yo sois Vos´.
-Si el enemigo te
sugiere que la confianza con la Madre Superiora te resta del cariño que
debes a Jesús, no le hagas caso”.
14 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando tomes alimento, haz
cuenta que a Mí me das ese refrigerio; y así, en todo aquello en que
puedas encontrar alguna satisfacción”.
14 de Junio de
1921
Sor Josefa vio a Jesús en la Capilla con Sus Manos y Pies
lastimados. Tres veces dijo el Señor a Sor Josefa: “Ofrece por esta alma
la Víctima Divina al Eterno Padre… Ofrece la Sangre de Mi
Corazón”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la noche puedes
descansar en Mi Corazón. El recogerá los latidos del tuyo como otros
tantos deseos de amarme y consolarme...”.
“Humíllate hasta el polvo,
pero a la humildad añade la confianza y el amor. Hazlo todo por amor,
mirando siempre lo que por amor He sufrido por las almas”.
“Hazlo
todo con mucha sumisión, viendo en todo Mi voluntad”.
“No te separes
un momento de Mi lado”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Deja obrar a Mi
amor, que no quiere otra cosa que rodearte y consumirte. El amor te
despojará de ti misma... No te dejará pensar más que en Mi gloria y en
las almas”.
14 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la oración, colócate a
Mi lado en Getsemaní y participa de Mi angustia, ofreciéndote al Padre
como víctima, dispuesta a sufrir todas las penas de que eres
capaz”.
14 de Junio
de1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la Misa, presenta a
Mi Eterno Padre esta alma que quiero salvar, para que El derrame sobre
ella la Sangre de la Víctima que se está inmolando. Cuando comulgues,
puedes ofrecer todo el valor que tienes a tu disposición, para
satisfacer su deuda”.
14 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando despiertes, entra en
seguida en Mi Corazón y ofrece a Mi Eterno Padre todas las acciones de
este nuevo día, unidas a las palpitaciones de Mi Corazón. Une tus
movimientos a los Míos, es decir, como si ya no fueses tú misma, sino Yo
el que obrase en ti”.
20 de Junio de
1921
Mientras Sor Josefa ofrecía a Jesús el alimento que ella
tomaba, Jesús le dice:
“Sí… Dame de comer, que tengo hambre… Dame de
beber, que tengo sed… Ya sabes tú de qué tengo hambre y sed… Es de
almas, de esas almas que tanto quiero. ¡Dame de beber!”
La
Santísima Virgen María dijo a Sor Josefa:
“Este dolor que sientes es
una centella del Corazón de mi Hijo. Cuando lo sientes muy fuerte, cuida
de ofrecerlo con mucho amor, porque eso quiere decir que un alma hiere a
Jesús en aquel momento. No tengas miedo de sufrir: es un tesoro para ti
y para las almas”.
23 de Junio de 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“En la Hora Santa presentarás a Mi Eterno Padre el alma de
este pecador. Recuérdale la agonía que por ella padecí en Getsemaní.
Ofrécele Mi Corazón y une tus sufrimientos a los Míos… Estos
sufrimientos no son nada en comparación del gozo que me dará esta alma,
cuando, arrepentida, se acerque a Mi Corazón”.
30 de Junio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa mostrándole Sus Llagas:
“Mira Mis
Llagas, adóralas… Bésalas. No son las almas, no, que Me han puesto en
este estado… es el Amor. Es el amor de predilección que tengo a Mis
almas… y el amor compasivo que siento por los pecadores. ¡Si ellos lo
supieran!... La mayor recompensa que puedo dar a un alma es hacerla
víctima de Mi amor y de Mi misericordia, porque la hago semejante a Mí
que soy Víctima Divina por los pecadores”.
1 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Une sin cesar tus actos a los
Míos y sigue ofreciendo a Mi Padre la Víctima Divina… Su
Sangre”.
1 de Julio de 1921
La Santísima Virgen María
dice a Sor Josefa:
“Adora la Sangre Divina de Jesús, hija, y pide con
gran fervor que se derrame sobre esta alma para que la ablande, la
perdone y la purifique”.
3 de Julio de 1921
Sor
Josefa describe la visión que ha tenido del Corazón de Jesús rodeado de
espinas, con puntas agudísimas que se Le clavaban dentro y cómo de cada
una brotaba Sangre.
Jesús dice entonces acerca de las almas que
Le ocasionan todo este sufrimiento: “todo esto y mucho más ha sufrido Mi
Corazón. Pero también encuentro almas que se unen a Él (Mi Corazón) y Me
consuelan por las que de Mí se apartan”.
8 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa: “Mira Mi Corazón, es todo Amor y
ternura… Pero hay almas que no lo conocen”.
8 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa refiriéndose a dos almas que El le
confía:
“Mira cómo traspasan mi Corazón… Cómo desgarran Mis
Manos”.
9 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Josefa, esta alma Me ha dado ya
lo que Me negaba. Pero la otra está muy cerca de su perdición, si no
quiere reconocer su nada. Ofrécete a fin de alcanzar perdón para ella.
Cuando un alma comete grandes pecados, pero después se humilla, saca
ganancia. Mas la soberbia es lo que más enoja a Mi Padre… La detesta con
odio infinito. Busco almas que se humillen y reparen su soberbia…
Ofrécete sin cesar para reparar la soberbia de esta alma. No me rehúses
nada. Yo soy tu fortaleza”.
12 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“La soberbia la ciega (a esta
alma)… Olvida que Soy su Dios y ella sin Mí es nada. ¿Qué importa subir
aquí en la tierra? Póstrate ante Mi Padre Celestial y ofrece la humildad
de Mi Corazón. No olvides que sin Mí el alma es un abismo de miseria. Yo
levantaré a los humildes. No Me importan sus miserias ni sus caídas…
Quiero humildad y amor”.
22 de Julio de 1921
La
Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Has de sufrir por las
almas, has de ser tentada, porque el demonio quiere, a todo trance,
quebrantar tu fidelidad. Pero ten valor”.
22 de Julio de 1921
La
Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hija de mi Corazón, vengo
a sostenerte porque soy tu Madre. No, no es inútil lo que estás
sufriendo… Por este acto (tuyo) de humildad (y por tu) miedo de una
tentación tan fuerte, expías el orgullo de esta (otra) pobre alma; la
tentación que sufres y vences, disminuye la de aquella”.
25 de Julio
de1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo jamás falto a Mi
Palabra”.
26 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“He escogido nueve almas para
esa empresa (de atraer a Su Corazón una Comunidad que se ha alejado).
Ahora estoy contigo; luego te dejaré para ir con otra (de estas almas).
Así, es siempre una esposa Mía la que Me da consuelo. Es verdad que
muchas Me martirizan y son ingratas, pero también hay muchas en las que
puedo descansar y que son Mi delicia”.
Jesús dice a Sor Josefa acerca
ella y ocho almas que deben atraer a Su Corazón una Comunidad que se ha
alejado: “Quiero, no sólo que acerquéis estas almas a Mí, sino que
expiéis por ellas, a fin de que no queden en deuda alguna delante de Mi
Padre”.
Jesús dice a Sor Josefa que vuelva a sus quehaceres
habituales, y luego: “Trabaja en Mi compañía”.
26 de Julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Has de atraer a Mi Corazón una
Comunidad que se ha alejado… Es una comunidad tibia y relajada… Quiero
que Mis esposas vuelvan aquí” –y mostraba Su Corazón--. “Haz todo lo que
te indiqué para aquel pecador. Ofrece la Sangre Divina: Nada hay de tan
alto precio”.
27 de Julio de 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Nada hay de tanto valor como sufrir en unión con Mi
Corazón”.
27 de julio de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Vengo a descansar en ti…
Olvídate de ti misma y consuélame; quiero que Me ames de tal modo y con
tal ardor que no te acuerdes de ti para nada y Yo solo ocupe tus
pensamientos y deseos. No temas sufrir. Bastante poderoso Soy para
cuidar de ti”.
“Besa Mis Manos y Mis Pies y
repite Conmigo: `Padre Mío, ¿no es de bastante valor la Sangre de
Vuestro Hijo…? ¿Qué más queréis? Su Corazón… Sus Llagas… Su Sangre… todo
El se ofrece a Vos por la salvación de estas almas”
La Santísima Virgen dice a Sor
Josefa:
“Hasta mañana quiero que pongas todo tu interés en salvar una
hija a quien amo singularmente. Es un alma que Jesús eligió para El… Le
dio una vocación religiosa pero la ha perdido por su infidelidad. Mañana
ha de morir y lo que más me apena es que se ha quitado mi escapulario…
¡Qué alegría tendrá mi Corazón de Madre si esta hija no se
condena!”
29 de Julio de 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Repite Conmigo: `Padre Eterno, mirad estas almas bañadas con
la Sangre de Vuestro Hijo, víctima que se ofrece sin cesar; esa Sangre
que purifica, consume y abrasa. ¿No tendrá eficacia bastante para
ablandar estas almas?´… Sí, quiero que vuelvan a Mí, que se abrasen en
ardor amoroso, como Yo Me consumo por ellas en doloroso Amor”
Jesús dice a Sor Josefa, con
tristeza:
“¡Si conocieran las almas Mi deseo ardiente de comunicarme
a ellas por amor! Pero, ¡qué pocas lo entienden y cómo hieren Mi
Corazón!... Yo Soy la única felicidad de las almas. ¿Por qué se apartan
de Mí?”
30 de Julio de
1921
Sor Josefa pide por un alma que necesita fuerza. Jesús
responde:
“Si no la encuentra en Mi Corazón, ¿dónde la encontrará? El
amor da la fuerza, pero el alma ha de olvidarse de sí
misma".
30 Julio, 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Cuando un alma consagrada tiene la desgracia de caer, Yo la
levanto; no tiene ella que hacer más que humillarse y amar. Nada me
importa su miseria, si su único deseo es darme gloria y consuelo. A
pesar de su pequeñez, alcanza muchas gracias para otras almas… Yo me
deleito en la humildad, y ¡a cuántas almas consagradas aleja de Mí el
orgullo! Quiero que tu celo y tus sacrificios atraigan a Mi Corazón
muchas almas, las Mías en especial. Que el deseo de verme amado te
consuma y que tu amor sea Mi consuelo”.
“Cuando un alma desea ser fiel,
Yo la sostengo en su debilidad y sus mismas caídas mueven a obrar con
mayor eficacia Mi bondad y Mi misericordia. Pero es preciso que el alma
se humille y se esfuerce, no para hallar su propia satisfacción sino
para darme gloria".
3 de Agosto de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“El pecador que tanto me hacía
sufrir ya está en Mi Corazón… Quiero que se convierta pronto. ¿Quieres
sufrir por él? Ofrécelo todo por esta intención”.
El 14 de
Agosto Jesús le dice a Sor Josefa:
“Sobre aquel pecador He
alcanzado completa victoria. Ahora Me consolará. Yo le amaré y él Me
amará… Y tú ¿Me amas? Tengo sobre ti designio s de amor. No Me niegues
nada”.
5 de agosto de 1921: “No encontrarás felicidad fuera de Mi
Corazón”.
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Deseo ardientemente que Me amen… Si las almas supieras qué
exceso de amor siento hacia ellas, no podrían resistir. Por eso corro
tras ellas y no perdono medio para atraerlas a Mí”.
“Yo Soy todo Amor
y Mi mayor deseo es ser amado, ¿por qué soy tan mal
correspondido?”.
5 de Agosto de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Todos los días, después de
comulgar, repite con todo el fervor que puedas estas palabras: `Corazón
de mi Jesús: que el mundo entero se abrase en Vuestro amor”.
5 de Agosto de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero que te consumas en Mi
Amor. Ya te he dado a entender que no encontrarás felicidad fuera de Mi
Corazón. Quiero que Me ames, pues tengo sed de amor; que ardas en deseos
de verme amado, y que tu corazón no se alimente más que de este
deseo”.
26 de agosto de 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Es tanto Mi amor hacia las almas, que Me consume el deseo de
su salvación. ¡Cuántas se pierden y cuántas esperan sacrificios para
salir del estado en que se encuentran! Pero aún tengo muchas que son del
todo Mías… Una sola de ellas obtiene perdón para muchas frías e
ingratas”.
“Consuélame, ¡hay tanta frialdad en las almas! ¡Cuántas se
precipitan, ciegas, en el abismo…! Si no encontrara almas que Me
consuelan y muevan Mi misericordia, no podría detener Mi
justicia”.
“Permanece hoy más unida a Mi Corazón a fin de reparar por
muchas almas”.
1 de Septiembre de
1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Mira hija
mía, cuanto más te pida Jesús, más debes alegrarte… El que contempla un
cuadro muy bien pintado, no es el pincel lo que admira, sino la mano del
pintor. Así tú, Josefa, aun cuando realizaras grandes cosas, no debes
atribuirte nada a ti misma, pues es Jesús quien obra en ti, y quien se
sirve de ti. Da gracias sin cesar a Dios, que tan bueno ha sido contigo.
Sé muy fiel, así en lo grande como en lo pequeño. No mires si te cuesta.
Obedece a Jesús, obedece a las Madres [del convento], sé muy humilde y
deja lo demás. Jesús se encarga de tu pequeñez, y tú sabes que yo soy tu
Madre”.
8 de Septiembre de 1921
Jesús dice a Sor
Josefa:
“No te ocupes más que de amarme: el amor te dará
fortaleza”.
13 de Septiembre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Hay ahora un alma que me hace
sufrir mucho y vengo a consolarme en ti… ¡Pobre alma! ¡Cómo se pone al
borde del abismo!”
La noche del 25 de septiembre Jesús le anuncia
a Sor Josefa:
“Aquella alma ya la hemos ganado”.
25 de
Septiembre 1921
Jesús dice a Sor Josefa: “No te aflijas por tu
miseria, Mi Corazón es el trono de la misericordia, donde los más
miserables son mejor recibidos, con tal que ellos quieran perderse en
este abismo de amor. Porque eres pequeña y miserable, he fijado en ti
Mis ojos. Yo soy tu fortaleza… Ahora vamos a conquistar otras almas,
pero antes, descansa un poco en Mi Corazón”.
3 de Octubre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero enseñarte a conocer los
gustos más delicados de Mi Corazón… Quiero estés siempre muy atenta para
no desperdiciar ocasión alguna de humillarte y siempre que puedas elegir
entre sacrificarte o no, prefieras el sacrificio”.
3 de
Octubre de 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te vayas a
descansar con una falta en tu alma: mira que te lo encargo mucho. Si
cometes una falta, repárala enseguida… deseo que tu alma brille como el
cristal. Si vuelves a caer, no te turbes, porque la turbación y la
inquietud apartan al alma de Dios”.
3 de Octubre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Si las almas religiosas
supieran cuánto las amo y cómo me hieren su frialdad y tibieza! No
acaban de conocer a dónde va a parar el no hacer caso de faltas ligeras.
Empiezan por una pequeñez y terminan en la relajación. Hoy se conceden
un gusto, mañana dejan pasar una inspiración de la gracia y, poco a
poco, sin darse cuenta, se van enfriando".
3 de Octubre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te quiero muy pequeña, muy
humilde y siempre sonriente; sí, quiero que vivas alegre, aún siendo
para ti misma un verdugo. Escoge lo que más te cueste, pero con gozo.
Sírveme en paz y alegría: así honrarás Mi Corazón”.
3 de Octubre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te quiero santa, muy santa, y
no lo serás por otro camino si no es el de la obediencia y la humildad.
Te enseñaré todo esto poquito a poco. Dos cosas te encargo especialmente
para que las tengas siempre ante tus ojos y las grabes en tu
corazón:
Primero, que si he fijado en ti Mi mirada es para que brille
más Mi poder, levantando un gran edificio sobre la nada.
Y segundo,
que si te quiero por la derecha y tú quieres ir por la izquierda, tu
perdición es segura”.
21 de Octubre de 1921
Jesús dice
a Sor Josefa:
“Vengo porque Me has llamado”.
Josefa le pregunta
qué ha de hacer para reparar y Jesús le contesta:
“¿Qué has de hacer?
Amar… amar… amar…”
22 de Noviembre de 1921
Jesús dice a
Sor Josefa:
“He hecho contigo una alianza de amor y misericordia. El
amor no se cansa. La misericordia no se agota”.
20 de Octubre
de 1921
La Santísima Virgen María, llena de ternura, dice a Sor
Josefa sumergida en una dura lucha de varios días de tribulación: “No
temas sufrir. ¡Cuántas almas se han acercado al Corazón de Jesús en
estos días de tentaciones!”
22 de Noviembre de
1921
Jesús, señalando Su Corazón encendido, se empezó a abrir la
Herida y le dijo a Sor Josefa:
“Mira cómo Mi Corazón se consume de
amor por las almas. Así quiero que tú también te abrases en deseos de su
salvación. Entra en este Corazón, y unida a El, repara… Sí, tenemos que
reparar. Yo soy la Gran Víctima; tú una víctima pequeñita, que uniéndote
a Mí, puedes ser del agrado del Padre”.
26 de Noviembre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te he dejado descansar un
poquito, Josefa; ahora déjame que descanse en ti. Deseo darte Mi cruz
unos momentos, ¿la quieres? ¡Hay tantas almas que Me abandonan y tantas
que se pierden! Y lo más triste es que a muchas las he colmado de dones
y he fijado en ellas los ojos; en cambio, Me corresponden unas con
frialdad y muchas con ingratitud. ¡Qué pocas son, qué pocas, las que me
devuelven amor por amor!”
28 de Noviembre de
1921
Cuando Jesús le pide a Sor Josefa que reparen juntos, ella
le confiesa ser poca cosa. Jesús le responde: “No mires tu poquedad,
Josefa, mira la omnipotencia de Mi Corazón que te sostiene. Soy tu
Fortaleza y el reparador de tu miseria. Yo te daré fuerza para sufrir
todo lo que deseo que sufras”.
28 de Noviembre de
1921
Jesús dice a Sor Josefa: “Déjame descansar en ti… Repara las
ofensas con las que las almas afligen Mi Corazón. ¡Cuántas de Mis
escogidas no son lo que debieran ser!”
14 de Febrero de
1922
Jesús dice a Sor Josefa: “Si tú tienes hambre de recibirme,
Yo también tengo hambre de que Me reciban mis almas. ¡Es tanto el
consuelo que encuentro entrando en su corazón!”
18 de Febrero de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero que tu alimento sea:
amor y humildad, y no olvides que has de vivir abandonada a Mi Voluntad
y siempre alegre, porque Mi Corazón cuida de ti con inmensa
ternura”.
Sor Josefa se lamenta de no saber vencerse y que está llena
de miedo, porque no corresponde a Su bondad, y Jesús le contesta:
“No
temas, échate en Mi Corazón, déjate guiar y esto basta”.
19 de
Febrero de 1922
Jesús dice a Sor Josefa después de la Elevación
en la Misa, mostrándole Sus Llagas resplandecientes de luz:
“Aquí
traigo a Mis almas para que se purifiquen y se abrasen. Aquí encuentran
la verdadera paz y Yo espero encontrar en ellas el verdadero
consuelo”.
Sor Josefa le pregunta que cómo podemos consolarle,
estando tan llenos de miserias y debilidades. Jesús respondió, señalando
Su Corazón:
“No Me importa, con tal que vengan a Mí llenas de amor y
confianza. Yo puedo suplir todo lo que les falta”.
23 de
Febrero de 1922
En la cercanía de los días de Carnaval, en que el
desenfreno de las pasiones multiplica, como en ninguna época del año,
las ofensas a Dios, Jesús dice a Sor Josefa:
“Quisiera estar un
poquito contigo… Ama, Josefa; el amor consuela, el amor se humilla, el
amor lo hace todo. En estos días en que tanto se Me ofende, quiero que
seas Mi Cireneo: Me ayudarás a llevar la cruz. Es la cruz del amor… La
cruz del amor a las almas. Tú Me consolarás y los dos sufriremos por
ellas”.
Al día siguiente, la Santísima Virgen confirma esta petición
de su Divino Hijo:
“Sí, hija mía, si eres dócil y generosa, serás el
consuelo de Su Corazón y del mío; Jesús será glorificado en tu
miseria…”. Posando la Virgen su mano en la cabeza de Sor Josefa, añade:
“Mira cómo ofenden y ultrajan a Jesús los mundanos. No desperdicies la
menor ocasión de reparar y ofrecerlo todo por las almas. Sufre con gran
amor”.
25 de Febrero de
1922
Se acercan los días de Carnaval. Sor Josefa encuentra a
Jesús en el oratorio cargando con la Cruz. El Señor le dice:
“Consuélame, Josefa, porque las almas Me crucifican de nuevo. Mi
Corazón es un abismo de dolor. Los pecadores Me pisotean y Me
desprecian. Nada hay para ellos menos digno del amor que Su
Creador”.
Por la noche, pasadas las diez, Jesús vuelve con una Cruz
muy pesada, la corona de espinas y ensangrentada Su Divina Faz. Jesús
dice a Sor Josefa:
“Mira cómo estoy. ¡Cuántos pecados se cometen!
¡Cuántas almas se pierden…! Vengo a buscar alivio en estas almas (del
Convento) que no viven más que para consolarme”.
Jesús se queda unos
instantes en silencio, con las Manos juntas. Está muy triste, pero muy
hermoso. Sus Ojos hablan más que Sus Labios. Después agrega:
“Muchas
almas corren a su perdición y Mi Sangre es inútil para ellas. Pero las
almas que aman se inmolan y se consumen como víctimas de reparación,
atraen la misericordia de Dios. Esto es lo que salva al mundo” (es la
cooperación de las almas al Sacrificio de Jesús).
nota del
traductor: “El Señor se mostraba a Sor Josefa como revestido actualmente
del dolor de los pecados de hoy. Sabemos que Su Santa Humanidad Gloriosa
ya no puede sufrir. Pero actuaba delante de ella, como lo hizo con Santa
Margarita María, los sufrimientos que Le causaban en Su Pasión los
pecados y las ofensas de ahora. Josefa discernía muy bien los consuelos
que su participación en los dolores de Jesucristo habían proporcionado a
Su Corazón, ya que en la obra de Su Pasión todo le estaba
presente”.
26 de Febrero de 1922
Sor Josefa pregunta a
Jesús cómo puede ella reparar la ingratitud de los pecadores puesto que
El conoce su pequeñez, y Jesús le responde: “Entra en Mi Corazón. Aquí
hallarás fortaleza para sufrir. No pienses en tu pequeñez. Poder tiene
Mi Corazón para sostenerte. Es tuyo; ofrécelo al Padre Celestial… No
vivas más que esta vida que es vida de amor, de sufrimiento y de
reparación”.
26 de Febrero de
1922
A causa de los días de Carnaval, Jesús dice a Sor Josefa:
“Vengo a refugiarme aquí, porque lo que son las murallas para una
ciudad, eso son las almas fieles para Mi Corazón. Me defienden y Me
consuelan. El mundo corre a su perdición. Busco almas que reparen tantas
ofensas, pues Mi Corazón se consume en deseos de perdonar. Sí… perdonar
a Mis amados hijos por los cuales derramé toda Mi Sangre… ¡Pobre almas!
¡Cuántas se pierden! ¡Cómo se precipitan en el infierno…! Pero no temas;
si no te apartas de Mí, serás fuerte con Mi misma fortaleza y Mi poder
será tu poder”.
26 de Febrero de 1922
Jesús se presenta
a Sor Josefa durante la Misa, mostrando Su Corazón, hermosísimo; muy
encendido, parecía el sol. El Señor le dice:
“Este Corazón es
el que da vida a las almas. El fuego de Su amor es más fuerte que la
indiferencia y la ingratitud de los hombres. Este Corazón es el que da
impulso a las almas escogidas, para consumirse y morir, si es preciso,
para probarme Su amor… Los pecadores Me llenan de amargura. ¿No querrás
reparar su ingratitud, tú que eres víctima de Mi amor?”
27 de
Febrero de 1922
Jesús ora junto a Sor Josefa. Ella lo ve con Sus
Manos juntas, Sus Ojos levantados al Cielo y Su silencio; todo en El
habla de Su Divina y constante ofrenda al Padre Celestial. El Señor dice
luego a Sor Josefa:
“Di a las Madres (del Convento) que esta casa
es para Mí un jardín de delicias. Aquí vengo a buscar consuelo cuando
los pecadores Me hacen sufrir. Diles que soy el Dueño de esta casa y que
es un refugio amado donde descansa Mi Corazón… No busco ni deseo grandes
cosas. Lo que pido, lo que Me consuela, es el amor que mueve a obrar.
Sí, es el amor, sólo amor… y ese amor Me lo dan Mis almas”.
27 de Febrero de
1922
Jesús dice a Sor Josefa: “Un grupito de almas fieles alcanza
misericordia para un gran número de pecadores. Mi Corazón no puede
permanecer insensible a tantas súplicas… Buscaba quién Me consolara y lo
encontré”.
27 de Febrero de
1922
A causa de los días de Carnaval, Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Cómo Me ofenden las almas!, pero lo que más Me duele es que ellas
mismas se precipitan ciegamente a su perdición. Ya puedes comprender
cuánto sufro al ver cómo se pierden tantas almas que Me han costado la
vida. Este es Mi dolor: que Mi Sangre sea inútil para ellas. Vamos los
dos a reparar y desagraviar a Mi Padre Celestial”.
1 de Marzo
de 1922
Jesús, con Su Divina Faz ensangrentada, continúa diciendo
a Sor Josefa el Miércoles de Ceniza:
“Pide perdón por los pecados del
mundo. ¡Cuántos pecadores!... ¡Cuántas almas perdidas! Y almas que Me
conocen, que Me amaron un día, pero hoy prefieren el goce y el placer.
¿Por qué así Me maltratan? ¿No les he dado pruebas bastantes de Mi amor?
Y ellas correspondieron, pero ahora Me ponen debajo de sus pies… se
burlan de Mí… Mis designios sobre ellas se frustran… ¿Dónde hallaré
consuelo?”
1 de Marzo de
1922
Jesús se presenta a Sor Josefa el Miércoles de Ceniza, con
Su Divina Faz ensangrentada y le dice:
“No hay una sola criatura en
la tierra tan despreciada y ultrajada como Yo. ¡Pobres pecadores! Les he
dado la vida y ellos buscan darme la muerte. Estas almas que tan caro Me
costaron no sólo Me olvidan, sino que llegan a convertirme en objeto de
burla y desprecio. Tú, Josefa, ven, acércate a Mí… descansa en este
Corazón y participa de Su amargura… Consuélame… Amame… Mira que son
muchas las almas que Me llenan de dolor; repara por las que deberían
hacerlo y no lo hacen”.
1 de Marzo de 1922
El
Miércoles de Ceniza, ante la expresión de dolor de Jesús en cuanto a que
El es muy poco amado e incluso despreciado, Sor Josefa le contesta que
en esa casa (el Convento) y en todas partes hay muchas almas que Lo
aman. El Señor responde:
“Sí; pero quisiera aquellas (las que Le aman
poco y Le desprecian)… ¡Las amo demasiado para dejarlas!”
Sor Josefa
se ofrece por ellas de nuevo, con la intención de hacerlo hasta que
ellas se arrepintieran, y Jesús le dijo, varias veces:
“Recoge la
Sangre que derramé en Mi Pasión. Pide perdón por el mundo entero, por
estas almas que conociéndome Me ofenden… Y ofrécete para expiar tantos
pecados”.
1 de Marzo de
1922
Jesús se presenta a Sor Josefa el Miércoles de Ceniza, con
Su Divina Faz ensangrentada y le dice:
“No hay una sola criatura en
la tierra tan despreciada y ultrajada como Yo. ¡Pobres pecadores! Les he
dado la vida y ellos buscan darme la muerte. Estas almas que tan caro Me
costaron no sólo Me olvidan, sino que llegan a convertirme en objeto de
burla y desprecio. Tú, Josefa, ven, acércate a Mí… descansa en este
Corazón y participa de Su amargura… Consuélame… Amame… Mira que son
muchas las almas que Me llenan de dolor; repara por las que deberían
hacerlo y no lo hacen... Pide perdón por los pecados del mundo. ¡Cuántos
pecadores!... ¡Cuántas almas perdidas! Y almas que Me conocen, que Me
amaron un día, pero hoy prefieren el goce y el placer. ¿Por qué así Me
maltratan? ¿No les he dado pruebas bastantes de Mi amor? Y ellas
correspondieron, pero ahora Me ponen debajo de sus pies… se burlan de
Mí… Mis designios sobre ellas se frustran… ¿Dónde hallaré
consuelo?”
2 de Marzo de 1922
Jesús, ante la necesidad
de encontrar almas generosas que expíen los pecados de las almas que no
Le aman y Lo desprecian, dice a Sor Josefa:
“Ve a pedir permiso
enseguida (a las Madres). Necesito almas que Me consuelen y reparen, y
si aquí no las encuentro, ¿dónde iré?”
Jesús regresa la noche del 3
de marzo y le dice a Sor Josefa:
“Déjame al menos descansar en ti,
Josefa, ya que son tantas las almas que Me apenan. ¡Estas almas que
tanto amo…! ¡Cuántas se pierden!... Si supieras cuánto Me ofenden no
rehusarías Mi Cruz. ¿Sabes cuál es Mi Cruz? El darme libertad para
llamarte cuando Te necesite, sin mirar el sitio, ni la hora, ni la
ocupación. Bástate saber que pido consuelo. Si Yo estoy contigo, ¿qué
importa que el mundo entero esté contra ti?”
3 de Marzo de 1922
Sor
Josefa escribe, para su gran humillación, que le suplicó a Jesús que no
la llevara por el camino que El la ha estado llevando. Y Jesús,
mirándola con mucha tristeza le dijo:
“No te puedo abandonar porque
te amo demasiado; pero sí así lo quieres, hágase tu voluntad… La herida
de Mi Corazón nadie sino tú la podrá cerrar”.
Jesús le quitó la
corona de espinas que le había dado anteriormente y la Cruz, con las
cuales Sor Josefa compartía el sufrimiento del Señor, y luego se
fue.
Sor Josefa escribe en los siguientes días el terrible tormento
que sufre a causa de su resistencia al Señor, el saber que había herido
a Jesús y el temor que si El ya no volvía, su vida sería un martirio.
Pero Jesús no la abandona sino que se valdrá de esta decisión de Sor
Josefa para hacerla pasar a la etapa más misteriosa de su vida,
incrementando su humildad, su fe y su abandono, que ella jamás hubiera
podido alcanzar por sus propias fuerzas. Esta nueva etapa será, además,
de incomparable beneficio para todas las personas que lean sus
escritos.
6 de Marzo de
1922
Tres días después que Sor Josefa expresara a Jesús el deseo
de no seguir el camino que El deseaba para ella, Sor Josefa oye aullidos
infernales que le impresionan profundamente. Son voces de condenados que
le echan en cara su falta de generosidad, entre gritos de desesperación
y de rabia:
“Estoy aquí para siempre donde ya nunca jamás podré
amar… ¡qué corto ha sido el placer! Y en cambio ¡el castigo es eterno…!
¿Qué queda? ¡Odiarte con odio infernal…! ¡Y para siempre…!”
Sor
Josefa escribe aterrada: “¡Oh! ¡Saber la pérdida de un alma que jamás
podré remediar! Saber que un alma maldecirá al Señor por toda la
eternidad y ¡no poderlo remediar! Aunque sufriera yo todos los tormentos
del mundo… ¡Dios mío! Esto me destroza! Mil veces morir antes que ser
responsable de la pérdida de un alma”.
14 de Marzo de
1922
Ante el sufrimiento de Sor Josefa por haber pedido a Jesús
que no la llevara por el camino que El deseaba para ella, Santa
Magdalena Sofía se le aparece, llevándole un mensaje de Jesús:
“No
olvides, hija mía, que nada sucede que no entre en los planes de
Dios”.
Sor Josefa desahoga su pena inmensa, creyendo que las
consecuencias de su falta son graves e irreparables. Santa Magdalena
Sofía le contesta:
“Sí, hija mía, puedes reparar, si de esta caída
sacas mucha humildad y una generosidad mayor”.
16 de Marzo de
1922
A las diez de la noche Sor Josefa empezó a sentir de
nuevo el ruido tremendo de cadenas y gritos. Estaba llena de miedo. Ella
escribe:
“Sería algo más de las doce cuando de repente vi delante
de mí al demonio que decía: `atadle los pies… atadle las manos´. Perdí
conocimiento de dónde estaba y sentí que me ataban fuertemente, que
tiraban de mí, arrastrándome. Otras voces decían: `no son los pies los
que hay que atarle… es el corazón´. Y el diablo contestó: `ese no es
mío´. Me parece que me arrastraron por un camino muy largo. Empecé a oír
muchos gritos, y en seguida me encontré en un pasillo muy estrecho. En
la pared hay como un nicho, de donde sale mucho humo pero sin llama, y
muy mal olor. Yo no puedo decir lo que se oye, toda clase de blasfemias
y de palabras impuras y terribles. Unos maldicen su cuerpo… otros
maldicen a su padre o madre… otros se reprochan a ellos mismos el no
haber aprovechado tal ocasión o tal luz para abandonar el pecado. En
fin, es una confusión tremenda de gritos de rabia y
desesperación…”.
16 de Marzo de 1922
–
continúa del # 188
Sor Josefa continúa escribiendo acerca de sus
descensos temporales al infierno y sus encuentros con el
maligno:
“…Pasé por un pasillo que no tenía fin, y luego, dándome
un empujón, me hizo como doblarme y encogerme, me metieron en uno de
aquellos nichos, donde parecía que me apretaban con planchas encendidas
y como que me pasaban agujas muy gordas en el cuerpo, que me abrasaban.
En frente de mí y cerca, tenía almas que me maldecían y blasfemaban. Es
lo que más me hizo sufrir… pero lo que no tiene comparación con ningún
tormento es la angustia que siente el alma, viéndose apartada de Dios.
Me pareció que pasé muchos años en este infierno, aunque sólo fueron
seis o siete horas… Luego sentí que tiraban otra vez de mí y después de
ponerme en un sitio muy oscuro, el demonio, dándome como una patada me
dejó libre. No puedo decir lo que sintió mi alma cuando me di cuenta que
estaba viva y que todavía podía amar a Dios…”
– continúa en el #
200
19 de Marzo y 2 de Abril de
1922
– continúa del # 200
Sor Josefa continúa escribiendo
acerca de sus descensos temporales al infierno, los cuales le ayudarán a
finalmente tomar la decisión de olvidarse por completo de sí misma y
colaborar de lleno con Jesús y Su plan para salvar las almas. Sus
narraciones son una valiosísima ayuda para aquellas almas que desean
amar más a Jesús, así como a regresar al Señor aquellas que están en
riesgo de condenarse. Sor Josefa escribe:
“…El diablo estaba muy
furioso porque quería que se perdieran tres almas… Gritaba con rabia:
`¡Que no se escapen…! ¡que se van…! ¡Fuerte…! ¡fuerte!´ Esto así, sin
cesar, con unos gritos de rabia que contestaban, de lejos, otros
demonios. Durante varios días presencié estas luchas… Yo supliqué al
Señor que hiciera de mí lo que quisiera con tal que estas almas no se
perdiesen. Me fui también a la Virgen y ella me dio gran tranquilidad
porque me dejó dispuesta a sufrirlo todo para salvarlas, y creo que no
permitirá que el diablo salga victorioso…”
“El demonio gritaba
mucho: `…Estad atentas a todo lo que las pueda perturbar…! ¡Que no se
escapen… haced que se desesperen´. Era tremenda la confusión que había
de gritos y de blasfemias. Luego oí que decía furioso: `¡No importa! Aún
me quedan dos… Quitadles la confianza…´ Yo comprendí que se le había
escapado una, que había pasado ya a la eternidad, porque gritaba:
`Pronto… de prisa… que estas dos no se escapen… Tomadlas, que se
desesperen… Pronto, que se nos van´. En seguida, con un rechinar de
dientes y una rabia que no se puede decir, yo sentía esos gritos
tremendos: `¡Todavía tengo una y no dejaré que se la lleve…!´ El
infierno todo ya no fue más que un grito de desesperación, con un
desorden muy grande y los diablos chillaban y se quejaban y blasfemaban
horriblemente. Yo conocí con esto que las almas se habían salvado. Mi
corazón saltó de alegría, pero me veía imposibilitada para hacer un acto
de amar…
Sor Josefa, aún en medio de su experiencia en el
infierno escribe: “no siento odio hacia Dios como estas otras almas, y
cuando oigo que maldicen y blasfeman, me causa mucha pena; no sé qué
sufriría para evitar que Nuestro Señor sea injuriado y ofendido… Siento
mucho tormento. Es como si entrase por la garganta un río de fuego que
pasa por todo el cuerpo, y unido al dolor que he dicho antes. Como si me
apretasen por detrás y por delante con planchas encendidas… No sé decir
lo que sufro… es tremendo tanto dolor… Parece que los ojos salen de su
sitio y como si tirasen para arrancarlos… Los nervios se ponen muy
tirantes. El cuerpo está como doblado, no se puede mover ni un dedo… El
olor que hay tan malo, no se puede respirar *, pero todo esto no es nada
en comparación del alma, que conociendo la bondad de Dios, se ve
obligada a odiarle y, sobre todo, si Le ha conocido y amado, sufre mucho
más…”
– continúa en el # 202
* Josefa despedía este hedor
intolerable siempre que volvía de una de sus visitas al infierno o
cuando la arrebatada y atormentaba el demonio: olor de azufre, de carnes
podridas y quemadas que, según fidedignos testigos, se percibía
sensiblemente durante un cuarto de hora y a veces media hora; y cuya
desagradable impresión conservaba ella misma mucho tiempo más
todavía.
2 de Abril de 1922
Una
de las muchas almas que acuden a Sor Josefa pidiendo humildemente
oraciones y sufragios, dice a Sor Josefa:
“Estoy aquí por bondad
de Dios, porque mi gran orgullo me tenía abierta las puertas del
infierno. Tenía muchas personas debajo de mis pies… y ahora me pondría
yo debajo del último de los pobres… Ten compasión de mí… y haz actos de
humildad para reparar mi orgullo. Así podrás sacarme de este
abismo”.
“¡Si las almas supieran cómo se
pagan aquí los gustos innecesarios concedidos a la naturaleza!... Ya he
terminado mi destierro. Ahora voy a la Eterna Patria”.
Otra alma
le dice:
“¡Bendita sea la infinita bondad de Dios que quiere servirse
de los sacrificios de otras almas para reparar nuestras infidelidades!
¡Cuánta más gloria podía tener ahora en el Cielo, si mi vida hubiera
sido otra!”
Otra alma más dice a Sor Josefa:
“No saben cuán
diferentes se ven las cosas de la tierra, cuando se ha pasado a la
eternidad. Los cargos no son nada delante de Dios, tan sólo la pureza de
intención con que se ejercen aun las más pequeñas acciones. ¡Qué poca
cosa es la tierra y todo lo que ella encierra! Y a pesar de esto,
¡cuánto se la ama! ¡Ah, la vida, por larga que sea, es nada en
comparación de la eternidad! No pueden figurarse los hombres lo que es
un solo momento de purgatorio y cómo el alma se consume y se derrite en
deseos de ver a Dios Nuestro Señor”.
2 de Abril de
1922
Otra de las almas del Purgatorio que visitan a Sor Josefa,
le dice:
“He pasado siete años en pecado mortal y tres años enferma
rehusando siempre confesarme. Tenía bien abierto el infierno, y hubiera
caído en él, si con tus sufrimientos de hoy, no me hubieses obtenido
fuerza para confesarme y ponerme en gracia. Ahora estoy en el Purgatorio
y te ruego que pidas por mí, pues así como has podido salvarme, puedes
sacarme pronto de esta cárcel tan triste”.
“Estoy en el
Purgatorio por mi infidelidad… No he correspondido al llamamiento
divino. Desde hacía doce años estaba resistiendo a mi vocación y
viviendo en peligro de condenarme, pues para quitarme el remordimiento,
me había entregado al pecado. Doy gracias a la bondad divina que ha
querido, por tus sufrimientos, darme valor para ponerme en gracia. ¡Qué
difícil era mi salvación! Ahora te pido tengas piedad de mí y me saques
pronto de este lugar de penas”.
Otra alma más dice:
“Ofrece
por nosotras la Sangre de Nuestro Señor. ¿Qué sería de nosotros si no
hubiera almas para aliviarnos?”
13 de Abril de 1922
El
Jueves Santo Sor Josefa recibe la visita de San Juan Evangelista. Era un
joven alto, muy hermoso y su túnica de un color como heliotropo o rojo
algo apagado. San Juan le dice a Sor Josefa:
“Nada temas (de los
constantes ataques del demonio), tu alma es una azucena que Jesús guarda
en Su Corazón... Vengo a darte a conocer algunos sentimientos del
Corazón del Divino Maestro en este gran día (Jueves Santo). El amor le
obliga a separarse de Sus discípulos; tenía que ser bautizado con
bautismo de sangre. Pero el amor le obliga también a quedarse con ellos,
y así el amor le llevó a instituir el Sacramento de la
Eucaristía”.
“¡Qué lucha sintió entonces Su Corazón! ¡Cómo
descansaría entrando en las almas puras... pero cómo se renovaría Su
Pasión entrando en corazones manchados! ¡Cómo se alegraba Su alma cuando
se acercaba el momento de ir al Padre… pero qué tristeza sintió viendo
que era uno de los doce, por El escogido, el que le había de entregar a
la muerte, y que Su Sangre empezaba a ser inútil para aquella
alma!”
“Su Corazón se anegaba en amor y el amor le hacía sentir
la más terrible amargura, viendo tan poca correspondencia de parte de
estas almas tan amadas. Y ¿qué decir de lo que sintió al ver la
ingratitud y frialdad de tantas almas escogidas…?”
16 de Abril de
1922
Sor Josefa le pide perdón a Jesús y le cuenta de todas sus
flaquezas y miserias. Jesús, con amor indecible, le contesta:
“No es
más feliz el que nunca ha necesitado perdón, sino más bien el que ha
tenido que humillarse muchas veces”.
17 de Abril de 1922
El
día del Evangelio de los Discípulos de Emaús, Sor Josefa le pide a Jesús
que se quede con ella, que ya es tarde. Y Jesús se presentó enseguida,
muy hermoso, y le dijo:
“Sí, me quedaré contigo… Yo seré la luz de tu
alma. Se hace tarde, es verdad… Dime, Josefa, ¿qué harías sin
Mí?”
21 de Abril de
1922
Sor Josefa habla con Jesús acerca de los ataques del demonio
y Jesús le contesta:
“Josefa… me quiero valer de ti como instrumento
de Mi misericordia para con las almas. Pero si tú no te abandonas
completamente a Mi Voluntad, ¿qué quieres que haga? ¡Son tantas las
almas que necesitan perdón! Por esto, Mi Corazón busca víctimas* que le
ayuden a reparar los ultrajes del mundo y, por su medio, derramar Mi
misericordia. ¿Qué te importa todo lo demás si estoy contigo para
sostenerte? Yo no te dejo. ¿Qué más puedes pedir…?”
22 de Abril de
1922
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Si te comunico estas cosas,
es para que no retrocedas ante ningún sacrificio. No lo dudes: lo que
más te hace sufrir es lo que más Me consuela. Y cuando menos te lo
figuras, es cuando acercas más almas a Mi Corazón”.
Sor Josefa le
dice confiadamente cuán agotada y sin fuerzas está y Jesús le
responde:
“No necesito fuerzas, lo único que necesito es tu abandono.
La verdadera fortaleza está en Mi Corazón. Quédate en paz… No olvides
que es la misericordia y el amor lo que obra en ti”.
24 de Abril de
1922
Sor Josefa habla con Jesús después de la Comunión acerca de
los ataques del demonio. Jesús le dice:
“No te preocupes. Tenemos que
librar a un alma de las manos del demonio y ésta es para ella la hora
del peligro. Así la podremos salvar. ¡Son tantas las almas que corren
riesgo de perderse! Pero hay otras que Me consuelan y muchas vuelven a
Mi Corazón”.
Sor Josefa le pregunta qué hacer por la conversión de un
pecador que da mucho escándalo y Jesús le dice:
“Hay que poner Mi
Corazón entre este pecador y Mi Eterno Padre. Mi Corazón se apiadará de
él y aplacará la ira divina. Adió, Josefa; consuélame con tu amor y con
tu abandono”.
2 de Mayo de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¿No sabes que el demonio puede
atormentarte pero no puede dañarte? ¿Quién es más poderoso, él o
Yo?”
11 de Mayo de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo deseo aprisionarte del todo
en Mi Corazón, porque Mi amor hacia ti es sin medida. Y a pesar de todas
tus faltas y todas tus miserias, quiero servirme de ti para dar a
conocer a las almas Mi amor y Mi misericordia. ¡Son tantas las que
desconocen la bondad de Mi Corazón! Y es mi único deseo, que estas almas
que tanto amo, se pierdan en el abismo sin fondo de Mi
Corazón”.
11 de Mayo de
1922
Jesús, refiriéndose a Su Sagrado Corazón, dice a Sor
Josefa:
“Cuando te encuentres más apurada y más débil, ven aquí a
buscar fortaleza”.
3 de Junio de
1922
Jesús dice a Sor Josefa acerca de ese día, el día de
renovación de votos:
“Hoy (DÍA DEL SAGRADO CORAZÓN) es el día del
Amor. Hoy, Mis almas Me roban el Corazón. Lo que Me da más gloria, lo
que más Me consuela es que estas almas, a quienes tanto amo, vengan a
pedir fuerza y remedio a Mi Corazón, que no desea más que enriquecerlas…
Toma este Corazón y ofrécelo al Padre. Con El, puedes pagar todas tus
deudas”.
16 de Julio de 1922
La Virgen María dice a Sor
Josefa:
“Vive en paz, hija mía, no te reserves nada para ti, ni te
preocupes más que del momento presente. Jesús te lleva y guía a tus
Superiores. No te apartes de sus consejos. Sé fiel y sumisa a la
voluntad de mi Hijo, en los momentos más difíciles”.
16 de Julio de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Desde toda la eternidad Yo he
sido tuyo. Desde ahora para siempre, tú eres Mía. Tú trabajarás para Mí,
Yo trabajaré para ti. Tus intereses son Míos, Mis intereses son
tuyos”.
22 de Julio de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Josefa, Esposa Mía, déjame
dilatarme en ti. Mi grandeza suplirá tu pequeñez. Desde ahora
trabajaremos unidos. Yo viviré en ti, y tú vivirás para las almas…
Déjate guiar… Mi corazón lo hará todo, Mi misericordia obraré en ti y Mi
amor anonadará todo tu ser”.
27 de Julio de 1922
Sor
Josefa está rezando a la Virgen, diciéndole cuánto ama a Jesús y cuánto
desea ser totalmente Suya, pero que tuviera presente su pequeñez. En ese
momento llega Jesús y colocándose cerca de Josefa, le dice:
“No
tengas miedo; Soy tu Salvador… Soy tu Esposo… ¡qué poco conocen las
almas esos dos nombres! Esta es la obra que quiero hacer en ti: el deseo
más ardiente de Mi Corazón es que las almas se salven, y quiero que Mis
esposas conozcan con qué facilidad pueden ganarse almas. Yo haré conocer
por tu medio el tesoro que muchas veces dejan perder, porque no
profundizan bastante estos dos nombres: Salvador y Esposo”.
30 de Julio de 1922
La
Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hija mía, no te asustes de tus
caídas. Todavía caerás más de una vez, pero siempre te levantará el
Amor. Te sostiene un Esposo que es Dios y que te ama”.
5 de Agosto de
1922
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Son muchas las almas que Me
afligen… y muchas se pierden… Pero las que más hieren Mi Corazón, son
estas que tanto amo y que no se entregan del todo a Mí. Siempre se
reservan algo. ¿No les doy Yo Mi Corazón entero?”
Josefa pide perdón al Señor por
estas almas y por ella misma, que tanto se reserva a Jesús y le pidió
que tomara los actos y el amor de esas almas que desean consolarle.
Jesús le contesta con gran bondad: “Sí, eso busco; reparar las faltas de
las unas con los actos de las otras”.
6 de Agosto de
1922
Sor Josefa expresa a Jesús su temor de fallarle en Su Obra.
Jesús le dice con inmensa ternura:
“¡Pequeña Mía!... Empieza Mi
obra agarrada de la mano de Mi Madre. ¿No te da ánimo esto?”
Sor
Josefa se llena gozo en su corazón al oír estas palabras y Jesús le da
solemnemente tres indicaciones que Josefa ha de observar como
preparación a esa Obra:
“Meditar profundamente sobre la nada
de Mis instrumentos”.
“Confiar plenamente en la
Misericordia de Mi Corazón, y prometer desde el fondo del alma, no
resistir jamás a Mis peticiones, por duras y penosas que
sean”.
“Hacer una Hora Santa, el jueves, para consolar Mi
Corazón de las resistencias de Mis almas escogidas. Y el viernes, un
acto de reparación por las penas y ofensas que de estas mismas almas
recibo”.
6 de Agosto de
1922
Jesús dicta a Sor Josefa, una a una, las palabras que desea
que ella escriba. En estos escritos el Señor nos revela algo
maravilloso:
“No temas; cuando tú escribas Yo te lo diré todo.
Ninguna de Mis palabras se perderá. Nada de lo que Yo te diga se borrará
jamás. Poco importa que seas tan miserable y pequeña. Yo haré todo. Yo
daré a conocer que Mi Obra se funda sobre la nada y la miseria; este es
el primer eslabón de la cadena de amor que preparo a las almas desde
toda la eternidad. Me serviré de ti para enseñar que amo la miseria, la
pequeñeza y la nada”.
“Haré que las almas conozcan hasta qué
punto las ama y perdona Mi Corazón y cómo sus mismas caídas pueden
servirme de complacencia. Penetro el fondo de las almas, sus deseos de
darme gusto, de consolarme y de glorificarme; y el acto de humildad que
sus faltas les obliga a hacer, viéndose tan débiles, es precisamente lo
que consuela y glorifica Mi Corazón”.
“No importa que las almas
sean débiles. Yo suplo lo que les falta. Les daré a conocer cómo su
misma debilidad puede servirme para dar vida a muchas almas que la han
perdido”.
“Daré a conocer que la medida de Mi Misericordia para
con las almas caídas, no tiene límites… Deseo perdonar. Descanso
perdonando… Siempre estoy esperándolas con amor… ¡Que no se
desanimen!... ¡Que vengan!... ¡Que se echen sin temor en Mis brazos…!
¡Soy Su padre…!”
“Muchas entre Mis Esposas no comprenden cuánto
pueden hacer para atraer a Mi Corazón a otras almas que están sumidas en
un abismo de ignorancia, y no saben cómo deseo que se acerquen a Mí para
darles vida… La verdadera vida”.
“Yo te enseñaré los secretos de
amor y tú serás ejemplo vivo de Mi Misericordia, pues si por ti, que
eres miseria y nada, tengo tanta predilección y te amo tanto, ¿qué haré
con otras almas mucho más generosas que tú?”
7 de Agosto de
1922
Sor Josefa le dice a Jesús cuánto teme no serle fiel. Jesús
la mira con Sus ojos hermosísimos y con indecible bondad le
responde:
“Nada temas; Yo te conduciré del modo más conveniente para
Mi gloria y el provecho de las almas; tú abandónate al amor, déjate
guiar por el amor, vive perdida en el amor”.
Jesús añade en otro
momento:
“Deseo que tu pequeñez se deje conducir y guiar por Mi mano
paternal, sabia e infinitamente fuerte… Nada temas, pues te guardo con
esmero, como la más tierna de las madres cuida de su hijo
pequeño”.
7 de Agosto de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo obraré en ti… Hablaré por
ti… Me haré conocer por ti… ¡Cuántas almas encontrarán la vida en Mis
palabras! ¡Cuántas cobrarán ánimo al ver el fruto divino de su vida
ordinaria! ¡Un actito de generosidad, de paciencia, de pobreza, puede
ser un tesoro que gane para Mi Corazón gran número de almas!”
7 de Agosto de
1922
Mientras las hermanas rezan el Rosario en la sala del
Noviciado, la Virgen se aparece a Josefa, vestida como el día de sus
Votos, con la diadema en la cabeza y las manos cruzadas sobre el pecho.
Josefa vio que se formaba como una corona de rositas blancas en torno a
su corazón. La Virgen le dice a Josefa:
“Estas flores se cambiarán en
perlas de gran valor para la salvación de las almas”.
Esto lo dijo
refiriéndose al Rosario que rezaban las novicias, arrodilladas alrededor
de su imagen. Y agregó:
“Sí, las almas es lo que más ama Jesús. Yo
también las amo porque son el precio de Su Sangre, y ¡se pierden
tantas!... No resistas, hija mía, no rehúses nada; abandónate
completamente a la obra de Su Corazón, que es la salvación de las almas…
No temas, hija mía; la Voluntad de Jesús se cumplirá, Su obra se
hará”.
7 de Agosto de
1922
Después de comulgar, Sor Josefa le pide a Jesús que le dé
tanta confianza en Su Corazón como pena por sus faltas. Poco después el
Señor le concede una visión simbólica muy significativa. Sor Josefa
escribe:
“Serían las nueve y media, sin saber dónde estaba, tenía
delante de mi vista un sitio oscuro, cubierto de niebla. Era como un
patio o jardín no muy grande y se notaba un olor a humedad, muy malo;
muchas hierbas y espinas, altas como varas de rosal pero sin hojas.
Después vino un poco de claridad como de sol. Vi muy bien aquel desorden
de espinas y yerbas que estaban como llenas de agua sucia y eso era lo
que producía el mal olor. Después desapareció. No comprendía qué podía
ser esto, y me fui a la capilla.
De pronto, Jesús se presenta a Sor
Josefa, muy hermoso, y le dice:
“Amada Mía, ¡Miseria de Mi Corazón…!
Yo soy el sol que te da a conocer tu miseria. Cuanto más grande la veas,
más debe aumentar hacia Mí tu ternura y amor; no temas. El fuego de Mi
Corazón consume tus miserias. Tu corazón es una tierra viciada que no
puede producir fruto bueno. Pero Yo soy el Jardinero que cultivará esa
partecita de tierra. Enviaré un rayo de sol que la purifique, y Mi mano
sembrará… Sigue siendo pequeñita, muy pequeña… Yo soy bastante grande,
soy tu Dios, soy tu Esposo, tú eres la miseria de Mi
Corazón”.
9 de Agosto de
1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo soy el que gobierna todas
las cosas y nunca permitiré que te lleven por un camino errado. Ten
confianza y no veas más que a Mí; Mi mano que te guía, Mi ternura que te
ama con amor de Padre y de Esposo”.
19 de Agosto de
1922
Jesús se presenta ante Sor Josefa y le dice:
“Todo lo que
te pido que digas, aunque te parezca duro, es por el bien de las almas.
¡No sabes cuánto amo a las almas!”
Jesús continúa luego, como
expansionando Su Corazón:
“¡Cuánto amo esta casa! En ella he puesto
Mis ojos. Aquí Mi Corazón encuentra miseria*, apta para hacer de ella
instrumentos de Mi Amor. A este grupo de almas he entregado la parte más
pesada de Mi Cruz. Pero no están solas para llevarla; Yo estoy con
ellas; Yo las ayudo. El amor se prueba con obras; he sufrido porque las
amo y ellas sufren también por Mi amor.
24 de Agosto de
1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Sí, deseo
perdonar y quiero que Mis almas escogidas den a conocer al mundo cómo
espero, lleno de amor y de misericordia, a los pecadores”.
Josefa
le dice a Jesús que las almas ya lo saben y que ella teme estropear Sus
planes. Jesús le contesta:
“Yo sé que las almas lo saben, pero de
cuando en cuando necesito hacer una nueva llamada de amor… Tú nada
tienes que hacer; ámame y permanece abandonada a Mi voluntad. Te
esconderé en Mi Corazón y nadie te descubrirá. Sólo después de tu muerte
se leerán Mis palabras. Arrójate en Mi Corazón. Yo te sostengo con
muchísimo amor. Te amo, ¿no lo sabes? ¿No te doy bastantes pruebas de
amor?”
24 de Agosto de 1922
Jesús dice a Sor
Josefa:
“Escribe cómo Mis almas darán a conocer Mi Corazón de
Padre a los pecadores”.
Josefa escribe arrodillada delante de la
mesa mientras Jesús va hablando:
“Conozco el fondo de las almas;
sus pasiones y el atractivo que sienten por el mundo, por el placer. Yo
sabía desde la eternidad cuántas almas amargarían Mi Corazón y que para
muchas, Mis sufrimientos y Mi Sangre serían inútiles… pero no es el
pecado lo que más hiere Mi Corazón… lo que más lo desgarra es que no
vengan a refugiarse en El después que lo han cometido”.
31 de Agosto de
1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Quiero que
escribas. Quiero hablarte de las almas… ¡las amo tanto!... Quiero que
encuentren siempre en Mis palabras, remedio a todas sus
enfermedades”.
3 de Septiembre de 1922
Jesús
dice a Sor Josefa:
“No me importan las miserias de las almas, lo
que quiero es amor… No me importan las flaquezas, lo que quiero es
confianza. Estas son las almas que atraen al mundo la misericordia y la
paz. Sin ellas (las almas elegidas) no podría detener la ira divina;
¡son tantos los pecados!”
Josefa escribe con mucha compasión que
cuando Jesús dijo estas palabras, poco a poco se fueron formando llagas
en Su Corazón… todo El era una llaga. Josefa procura consolarle y el
Señor mirándola con mucha tristeza le dijo:
“Sí, son muchos los
pecados que se cometen… y muchas las almas que se pierden. Pero lo que
más destroza Mi Corazón son las ofensas de Mis almas
escogidas…”
Jesús, refiriéndose a un alma de ellas, dice a
Josefa:
“¡Pobre alma! ¡Pobre alma!... No sabe a qué tormento se
está preparando ella misma para toda la eternidad…”
Josefa
intercede por esta alma y Jesús le dice:
“Mientras encuentre víctimas
que reparen, Mi justicia se detendrá”.
3 de Septiembre de 1922
Sor
Josefa anota las palabras que Jesús exclama, refiriéndose a un alma
elegida que es encuentra obstinada en el pecado:
“Alma a quien
amo, ¿por qué Me desprecias?... ¿No basta que Me ofendan los mundanos?
Pero tú que Me estás consagrada, ¿por qué Me tratas así?... ¡Qué dolor
para Mi Corazón recibir tantos ultrajes de un alma, que Yo he escogido
con tanto amor!”
4 de Septiembre de 1922
Sor
Josefa narra las penas espantosas que padecen en el infierno los
religiosos infieles:
“No puedo explicar lo que es este
sufrimiento, pues si el tormento de un seglar es terrible, es nada
comparado con el de un religioso. Los demonios le gritan: `tú hiciste
ese voto (de pobreza, castidad y obediencia) libremente y con pleno
conocimiento… Tú misma te obligaste… Tú lo quisiste´. El alma recuerda
sin cesar que había escogido a Dios por Esposo y que Le amaba sobre
todas las cosas… Siente necesidad de odiarle con una sed que la consume…
No hay recuerdo que pueda darle el más ligero consuelo… Otro de los
tormentos que padece es la vergüenza. Parece que le gritan todos: `que
nos hayamos perdido nosotros, que no tuvimos los medios que tú, es más
comprensible; pero a ti, ¿qué te faltaba?... Tú vivías en el palacio del
Rey… Tú te sentabas en la mesa de los escogidos´. En fin, todo esto que
escribo, no es sino una sombra al lado de lo que el alma sufre y padece,
pues no hay palabras que puedan explicar semejante tormento”.
6 de Septiembre de 1922
Acerca
del alma elegida de Jesús que es encuentra obstinada en el pecado, Sor
Josefa escribe que durante la Misa el Señor se le aparece con un aspecto
de bondad y tristeza que la deja sobrecogida. La herida del Corazón se
ve muy grande. Jesús le dice, como un pobre que pide limosna:
“No
te pido más que tu corazón para esconderme en él, para librarme de la
amargura que Me causa esta alma, haciéndome entrar en el suyo… que Mis
almas escogidas sean las que así Me tratan, eso es lo que más Me
aflige”.
Después que Josefa comulga, Jesús le dice:
“Hija
Mía, a quien amo como a la niña de Mis ojos, escóndeme en tu corazón…
Consuélame… ámame… glorifícame con Mi propio Corazón… Repara con El y
satisface con El a la justicia divina… Preséntalo a Mi Padre como
víctima de amor por las almas… pero de un modo especial por estas almas
que Me están consagradas… Vive Conmigo… Yo viviré contigo… Escóndete en
Mí. Yo Me esconderé en ti… Los dos nos consolaremos mutuamente, porque
tus penas serán Mías y Mis penas serán tuyas”.
8 de Septiembre
de 1922
Sor Josefa escribe que esa noche Jesús se acerca a
ella como un “pobre hambriento” *, para expresar el aspecto triste y
suplicante que el Señor tenía. Jesús le dice:
“Quítame la sed que
tengo de que Me amen las almas, pero sobre todo Mis almas escogidas… No
sabe esta alma (la del sacerdote alejado de El) cuánto la amo… Por eso
su ingratitud Me pone en este estado”.
Josefa le ofrece a Jesús
sus fatigas y sufrimientos y los de las hermanas religiosas, así como el
buen deseo de consolarle y agradarle para que El lo purifique y
transforme de forma que el sacerdote tenga más valor para retornar a El.
Jesús le dice:
“Yo no miro la acción, miro la intención. El acto
más pequeño hecho con amor, ¡adquiere tanto mérito y puede darme tanto
consuelo!... No busco más que amor… No pido más que amor…”
El
sábado 9 la Virgen dice a Josefa:
“Hija mía, sufre con ánimo y
valor. Gracias al sufrimiento, esta alma no cae en otro pecado más
grave”.
* nota del traductor: “El Señor se mostraba a Sor Josefa
como revestido actualmente del dolor de los pecados de hoy. Sabemos que
Su Santa Humanidad Gloriosa ya no puede sufrir. Pero actuaba delante de
ella, como lo hizo con Santa Margarita María, los sufrimientos que Le
causaban en Su Pasión los pecados y las ofensas de ahora. Josefa
discernía muy bien los consuelos que su participación en los dolores de
Jesucristo habían proporcionado a Su Corazón, ya que en la obra de Su
Pasión todo le estaba presente”.
25 de Septiembre de 1922
– continúa
del # 228
Después de una larga noche de fatigosa expiación por
parte de Sor Josefa, Jesús aparece de repente. Su Corazón no tenía
herida ninguna y estaba resplandeciente de hermosura y claridad. Jesús
le dice:
“¡Mira! Esta alma (la del Sacerdote alejado) ya ha
venido a Mí. Herido al fin por la gracia, se ha ablandado su corazón.
Amame y nada rehúses para conseguir que otras almas Me amen. Sí, ya ha
venido a arrojarse en Mis brazos y se ha confesado… Sufre todavía
conmigo para alcanzarle la fuerza de perseverar hasta el
fin”.
Algunos días más tarde Jesús le dice:
“Esta alma Me
busca y Yo la espero lleno de amor para colmarla de las más dulces
caricias”.
El 20 de septiembre Jesús confirma a Josefa el regreso
definitivo de la oveja perdida, logrado a tanta costa:
“Ya está
en Mi Corazón; ahora no le queda más que el mérito de su dolor, al
recordar su caída”.
26 de Septiembre de 1922
– continúa
del # 230
Al amanecer, Jesús se aparece a Sor Josefa. El está
hermosísimo, con el Corazón inflamado. Ella renueva sus votos, como
siempre, y Jesús le dice:
“Dime una vez más que Me amas. Yo
también voy a decirte un secreto de Mi Corazón. Josefa… ¡ayúdame en esta
obra de amor!...”.
Jesús agrega:
“¡Mira! Unas almas sufren
par dar fuerza a otras y evitar que caigan en el mal. Si estas dos almas
de ayer hubieran caído en pecado, se habrían perdido para siempre. ¡Lo
que por ellas has hecho les ha dado fuerza para resistir!”
Sor
Josefa se muestra sorprendida de que cosillas tan pequeñas puedan tener
tanta eficacia. Jesús continúa:
“Sí, Mi Corazón da valor divino a
esas cosas tan pequeñas. Lo que Yo quiero es amor. Amor busco, amo a las
almas y deseo ser correspondido. Por eso Mi Corazón está herido, porque
encuentro frialdad en vez de amor. Dame amor y dame almas. Une bien tus
acciones a Mi Corazón. Permanece Conmigo, que Yo estoy siempre contigo.
Yo soy todo Amor y no deseo más que amor. ¡Ah! Si las almas supieran
cómo las espero, lleno de misericordia! Soy el Amor de los amores y sólo
puedo descansar perdonando…”.
26 de Septiembre de 1922
Apenas
Jesús había recuperado el alma del sacerdote se presenta de nuevo con
Josefa para pedirle que colabore con El para recuperar dos almas más.
Jesús le dice:
“Tenemos que salvar dos almas en gran peligro.
Ponte en estado de víctima”. Jesús le explica lo que estas palabras
significan: “déjame hacer de ti lo que quiera”.
Enseguida Josefa
comenzó a sentir muchísima angustia en el alma y un sufrimiento muy
grande y no sabía qué hacer para que estas almas se salven. Al
anochecer, Jesús aparece en su celda y, con las manos juntas y mirando
al Cielo, dijo con voz muy clara y llena de majestad:
“¡Padre
Eterno! ¡Padre misericordioso! ¡Recibid la Sangre de Vuestro Hijo!
¡Tomad Sus llagas, recibid Su Corazón, por estas almas!... Padre Eterno,
recibid la Sangre de Vuestro Hijo, tomas Sus llagas, tomad Su Corazón,
mirad Su cabeza traspasada de espinas. No permitáis que una vez más esta
Sangre sea inútil. Mirad la sed que tengo de daros almas… Padre Mío, no
permitáis que estas almas se pierdan… Salvadlas para que os glorifiquen
eternamente”.
6 de Octubre de 1922
Sor Josefa,
hallándose en un momento de tribulación intensa, escribe lo cansada de
sufrir que está. De repente ve delante de ella como un sol; tanto
brillaba que casi no podía mirar. Y oye la voz de Jesús que
dice:
“La Santidad Divina es ofendida y la Justicia pide
satisfacción. No es inútil (dice el Señor refiriéndose al pensamiento de
Josefa que cree que es inútil el sufrimiento que ella sufre las veces
que es llevada al infierno). Todas las veces que te hago experimentar
las penas del infierno, expías el pecado y se aplaca la ira divina. ¿Qué
sería del mundo si no hubiera quien reparase tantas ofensas?... ¡Hacen
falta víctimas!... * ¡Hacen falta víctimas!...”
Sor Josefa le
pregunta que cómo puede ella reparar si está tan llena de miseria y de
faltas. Jesús le dice:
“No importa. Este sol de amor te purifica,
para que tus sufrimientos sirvan de reparación por los pecados del
mundo”.
17 de Octubre de 1922
Jesús dice a Sor
Josefa:
“No puedes comprender hasta qué punto te amo… Mi Sangre
te purifica y te abrasa. En ella encontrarás fuerza y valor”.
20 de Octubre de 1922
Jesús dice a
Sor Josefa:
“¡Josefa! Participa del fuego que devora Mi Corazón:
tengo sed de que las almas se salven… ¡Que las almas vengan a Mí!...
¡Que las almas no tengan miedo de Mí!... ¡Qué las almas tengan confianza
en Mí!”
Su Corazón se dilata y se inflama como si no pudiera
contener Su ardor y agrega:
“Yo soy todo amor; no puedo tratar
con severidad a las almas que tanto amo. Y aunque es verdad que las amo
a todas, tengo entre todas “Mis preferidas”. Las he escogido para
consolarme con ellas y para colmarlas de Mis más dulces caricias… No Me
importan sus miserias… y quiero que sepan que, después que han caído en
alguna flaqueza, si humildemente se arrojan en Mi Corazón, las perdono y
las amo con más ternura que antes”.
20 de Octubre de 1922
– continúa
del # 236
Sor Josefa le dice a Jesús que ella nota cuánto la ama
El porque en cuanto Le pide perdón, El en seguida, le da nuevas pruebas
de Su amor y le demuestra que la ha perdonado. Jesús le
dice:
“¿No sabes que cuanto más miserables son las almas, más las
amo? Tú me has robado el Corazón, a causa de tu pequeñez y de tu
miseria”.
Josefa le pregunta por qué lleva Su Cruz ese día y
Jesús le dice:
“Llevo la Cruz porque hay muchas almas escogidas
que en cositas pequeñas Me resisten; y estas resistencias forman esta
Cruz. ¿Sabes cuál es la causa de estas resistencias?... La falta de
amor… Sí; falta de amor a Mi Corazón… Exceso de amor a sí mismas...
Cuando el alma tiene generosidad bastante para darme gusto en todo lo
que le pido, recoge un gran tesoro para sí y para las almas, y aparta a
muchas del camino de la perdición”.
20 de Octubre de
1922
Sor Josefa le ruega a Jesús que conceda a las almas
escogidas ese amor del cual El le habla, para que crezcan sin medida en
confianza y generosidad. Jesús le responde:
“Deseo que Me amen…
Ofrece tu vida, aunque sea imperfecta, para que todas las almas
escogidas entiendan qué misión tan hermosa pueden realizar con sus obras
ordinarias, con su trabajo cotidiano. Que no olviden que las he
preferido a tantas otras, no por su perfección, sino por su miseria. Yo
soy todo amor y el fuego que Me abrasa consume todas sus
miserias”.
Josefa le expresa su temor ante la responsabilidad de
tantas gracias extraordinarias y Jesús le dice:
“¡No tengas miedo
de nada! Te he escogido a ti que eres tan miserable, para que vean una
vez más que no busco la grandeza ni la santidad… ¡Busco amor!... Yo haré
todo lo demás. Te diré más secretos de amor, Josefa, pero el deseo que
me consume es siempre el mismo: que las almas conozcan más y más Mi
Corazón”.
21 de Octubre de 1922
Jesús dice a
Sor Josefa:
“Porque eres pequeñita has podido entrar tan dentro
en Mi Corazón”.
23 de Octubre de 1922
Jesús dice a
Sor Josefa:
“Hay almas muy amadas de Mi Corazón que Me ofenden…
No son bastante fieles; precisamente las que más quiero son las que más
Me hacen sufrir”.
Josefa le dice que quiere ayudarle, pero que no
sabe cómo convertir ese deseo en obras. Jesús le
responde:
“Josefa, tan unida te tengo a Mi Corazón, que el mismo
amor que Me consume por el bien de las almas, te consume también a ti.
El corazón descansa comunicándose; por eso, vengo a descansar en ti,
siempre que un alma Me causa pena. Y es Mío tu deseo de hacerle algún
bien, porque soy Yo quien te lo comunica… Es verdad que son muchas las
almas que Me ofenden, pero encuentro también en otras muchas, consuelo y
amor… Cuando dos personas se aman, la menor falta de delicadeza lastima
el corazón. Por eso quiero que las que aspiran a ser Mis esposas lo
comprendan bien, para que más tarde no rehúsen nada al
amor”.
28 de Noviembre de
1922
Sor Josefa continúa escribiendo, palabra a palabra, el
hermoso mensaje que Jesús le dicta:
“El amor Me hizo escoger la
soledad, el silencio… Pasar desconocido y someterme voluntariamente a
las órdenes de Mi Padre adoptivo y de Mi Madre.
<<El amor
Me llevó a abrazarme con todas las miserias de la naturaleza
humana.
<<El amor Me hizo sufrir los desprecios más grandes
y los más crueles tormentos, derramar toda Mi Sangre y llegar a morir en
una cruz para salvar al hombre.
<<Porque el amor sabía que,
más tarde, habría muchas almas que Me seguirían, y pondrían sus delicias
en conformar su vida con la Mía.
<<Y el amor miraba más
lejos aún: sabía que muchísimas almas en peligro se verían ayudadas con
los actos y sacrificios de otras, y recobrarían la vida…
30 de Noviembre de
1922
La trascendencia del mensaje que en esta ocasión Jesús dicta
a Sor Josefa es un obsequio especial para las almas, un tesoro
incalculable para aquellas que decidan vivir de acuerdo a lo que el
Señor propone.
“Escribe para Mis almas”, dice Jesús a Sor Josefa.
“El alma que sabe hacer de su vida una continua unión con la Mía, Me
glorifica mucho y trabaja útilmente en bien de las almas. Está, por
ejemplo, ejecutando una acción que en sí misma no vale mucho, pero si la
empapa en Mi Sangre o la une a aquella acción hecha por Mí durante Mi
Vida mortal, el fruto que logra para las almas es tan grande o mayor
quizá que si hubiera predicado al universo entero”.
30 de Noviembre de 1922
Sor
Josefa continúa escribiendo cada una de las Palabras que Jesús le dicta
con tanto amor:
“¡Cuánto deseo que las almas comprendan esto: que
no es la acción la que tiene en sí valor, sino la intención y el grado
de unión con que se hace! Barriendo y trabajando en el taller de
Nazaret, di tanta gloria a Mi Eterno Padre como cuando prediqué durante
Mi vida pública”.
30 de Noviembre de 1922
Jesús
continúa dictando a Sor Josefa:
“Hay muchas almas que a los ojos
del mundo tienen un cargo elevado, y en él, dan grande gloria a Mi
Corazón, es cierto; pero tengo otras muchas que, escondidas y en
humildes trabajos, son obreras muy útiles a Mi viña porque es el amor
que las mueve y saben envolver en oro sobrenatural las acciones más
pequeñas, empapándolas en Mi Sangre”.
30 de Noviembre de 1922
Jesús
continúa dictando a Sor Josefa Su maravilloso mensaje. Sor Josefa anota,
una a una, cada Palabra del Señor. Para dar la debida continuidad al
mensaje, retomaremos las Palabras desde el principio del 30 de noviembre
de 1922:
“El alma que sabe hacer de su vida una continua unión
con la Mía, Me glorifica mucho y trabaja útilmente en bien de las almas.
Está, por ejemplo, ejecutando una acción que en sí misma no vale mucho,
pero si la empapa en Mi Sangre o la une a aquella acción hecha por Mí
durante Mi Vida mortal, el fruto que logra para las almas es tan grande
o mayor quizá que si hubiera predicado al universo
entero.
<<Y esto, sea que estudie o que hable, que escriba,
ore, barra, cosa o descanse; con tal que la acción reúna dos
condiciones: primero, que esté ordenada por la obediencia y el deber, no
por el capricho; segundo, que se haga en íntima unión Conmigo,
cubriéndola con Mi Sangre y con pureza de intención>>.
30 de Noviembre de 1922
Jesús,
finalizando Su mensaje, calla. Josefa deja la pluma y queda un instante
inmóvil, adorando al Corazón de Cristo, que con tanta condescendencia se
le abre. Y Jesús le dice:
“Adiós, vuelve a tu trabajo. Ama y
sufre. Déjate cuidar por el mejor de los padres. Abandónate al amor del
más tierno de los esposos”.
Un Dios, Salvador de los hombres por
la Cruz, ha de acabar siempre con una lección de sacrificio: éste es el
don de los dones, Su más escogido favor.
*2 de Diciembre 1922
Apareciendo,
Jesús dice a Sor Josefa:
“Escribe para las almas… Mi Corazón es
todo amor y el amor es para todos. Pero ¿cómo haré Yo comprender a Mis
almas escogidas la predilección que siente Mi Corazón por ellas? Por eso
Me sirvo de ellas para salvar a los pecadores y a otras pobres almas,
que viven en los peligros del mundo”.
El Señor
agrega:
“Por eso también quiero que entiendan el deseo que Me
consume de su perfección, y cómo esta perfección consiste en hacer en
íntima unión Conmigo las acciones comunes y ordinarias. Si Mis almas lo
comprendieran bien, pueden divinizar sus obras y su vida y ¡cuánto vale
un día de vida divina!”
“Cuando un alma arde en deseos de amor,
nada hay difícil para ella; mas cuando se encuentra fría y desalentada,
todo se le hace arduo y penoso… Que venga entonces a cobrar fuerzas en
Mi Corazón… que Me ofrezca su abatimiento, que lo una al ardor que Me
consume y que tenga la seguridad de que un día así empleado, será de
incomparable precio para las almas. ¡Mi Corazón conoce todas las
miserias humanas y tiene gran compasión de ellas!”
“No deseo tan
sólo que las almas se unan a Mí de una manera general; quiero que esta
unión sea constante, íntima, como es la unión de los que se aman y viven
juntos; que aun cuando no siempre están hablando, se miran y se guardan
mutuas delicadezas y atenciones de amor”.
“Si el alma está en paz
y en consuelo, le es fácil pensar en Mí, pero si está en desolación y
angustia, que no tema. ¡Me basta su mirada!... La entiendo, y con sólo
esta mirada alcanzará que Mi Corazón la colme de las más tiernas
delicadezas”.
“Yo iré diciendo a las almas cómo las ama Mi
Corazón: quiero que Me conozcan bien y así Me hagan conocer a aquellas
que Mi amor les confíe. Deseo con gran ardor que todas las almas
escogidas fijen en Mí los ojos para no apartarlos ya más, que no haya
entre ellas medianías, cuyo origen la mayor parte de las veces es una
falsa comprensión de Mi amor. No, amar a Mi Corazón no es difícil ni
duro; es fácil y suave. Para llegar a un alto grado de amor no hay que
hacer cosas extraordinarias; pureza de intención en la acción más
pequeña como en la más grande; unión íntima con mi Corazón; ¡y el amor
hará lo demás…!”
Después de dictar Jesús a Sor Josefa Su
hermosísimo mensaje, el Señor le dice:
“Vuelve a tu trabajo y
nada temas; Yo soy el Jardinero que cultivará esta florecilla, para que
no perezca. Amame en paz y alegría”.
Por la noche Jesús se
le vuelve a mostrar para tranquilizarla, porque el demonio, engañándola,
intenta sembrar en ella la desconfianza y la inquietud. Jesús le dice:
“Recuerda lo que dije a Mis discípulos: `porque no sois del
mundo, el mundo os aborrece´. Y ahora os digo a vosotras: porque no sois
del diablo, el diablo os persigue; pero Mi Corazón os guarda y estos
sufrimientos Me glorifican…”
Y, dejándole Su Cruz, agrega
refiriéndose a un alma consagrada que flaquea en el amor:
“Ama y
sufre; es por un alma”.
5 de Diciembre de 1922
Jesús dice a
Sor Josefa:
“Escribe… escribe para Mis almas: Mi Corazón no es
solamente un abismo de amor, es también un abismo de misericordia, y
conociendo todas las miserias del corazón humano, de las que no están
exentas Mis almas escogidas, he querido que sus acciones, por pequeñas
que sean en sí, puedan por Mí alcanzar un valor infinito, en provecho de
los pecadores y de las almas que necesitan ayuda”.
10 de Diciembre de 1922
Jesús
continúa dictando Su mensaje a Sor Josefa:
“Hay otras almas que
son pocas generosas para realizar con constancia los esfuerzos y
sacrificios cotidianos. Pasan su vida haciendo promesas, sin llegar
nunca a cumplirlas. Aquí hay que distinguir: si esas almas se
acostumbran a prometer, pero no se imponen la menor violencia ni hacen
nada que pruebe su abnegación ni su amor, les diré esta palabra:
¡cuidado, no prenda el fuego en toda esa paja que habéis amontonado en
los graneros, o que el viento no se la lleve en un
instante!...”.
Con estas palabras Jesús distingue claramente
entre las faltas veniales habitualmente cometidas o no combatidas, y las
que son sólo faltas de fragilidad pero no reparadas; de estas últimas el
Señor explica:
“Hay otras, y a ellas Me refiero, que al empezar
el día, llenas de buena voluntad y con gran deseo de mostrarme su amor,
Me prometen abnegación y generosidad en esta o aquella circunstancia; y
cuando llega la ocasión, su carácter, su salud, el amor propio, les
impide realizar lo que con tanta sinceridad prometieron horas antes; sin
embargo, reconocen su falta, se humillan, piden perdón, vuelven a
prometer. ¡Ah! Que estas almas sepan que Me han agradado tanto como si
nunca Me hubiesen ofendido”.
14 de Diciembre de
1922
Jesús le dice a Josefa:
“¿Ves cómo soy Padre y esposo
fiel? No tengas miedo ni siquiera cuando parece que la borrasca va a
descargar sobre ti… Déjate a Mi cuidado, y no dudes nunca de Mi amor. No
importa que los vientos te sacudan; he fijado la raíz de tu pequeñez en
la tierra de Mi Corazón”.
14 de Diciembre de
1922
Jesús prosigue con grave acento:
“Di a la Madre
que todas las circunstancias van dispuestas o permitidas por Mi amorosa
Providencia para la realización de Mi Obra; que por la Sociedad de Mi
Corazón se salvarán muchas almas. Que Mis palabras reanimarán el fervor
de muchas almas consagradas. Y que otras, que ahora no saben apreciar el
valor de las cosas pequeñas, hechas con verdadero amor, hallarán en Mis
enseñanzas un raudal de consuelos y de gracias”.
16 de Diciembre de 1922
Jesús le
pregunta a Sor Josefa:
“Josefa, ¿comprendes el amor que tengo a
las almas?”
Sor Josefa le responde: “creo que sí, Señor, pues siempre
estáis pensando en ellas”. Jesús agrega, refiriéndose a la Congregación
a la que Josefa pertenece:
“Por eso amo a Mi Sociedad (del
Sagrado Corazón) y Mi Corazón descansa en ella… Porque ha comprendido el
precio de las almas y la importancia de glorificar Mi Corazón. Adiós,
Josefa; consuélame y repara”.
22 de Diciembre de 1922
Sor
Josefa le dice a Jesús que lleva cinco días llamándole y El no llegaba,
ante lo cual el Señor le responde:
“¡Cinco días llamándome,
Josefa! Y Yo, ¡cuántos días, cuántos meses, cuántos años paso llamando a
las almas y no Me responden! ¡Antes, al contrario, se alejan de Mí!
Cuando tú Me llamas, Yo no Me alejo; estoy cerca, muy cerca de ti.
Consuélame llamándome y deseándome. Con esta hambre apagarás Mi
sed”.
Estas palabras del Señor pueden dar ánimo a aquellas almas
que Le llaman aparentemente en vano. Aunque Jesús parezca tardar, las
almas deben recordar durante su espera, acerca del valor de reparación
que ellas pueden hacer por aquellas que no buscan al Señor. La sed que
un alma siente por Jesús apaga la sed del Señor por las almas que no Lo
necesitan, no Lo buscan, no Le escuchan.
27 de Diciembre de
1922
El Apóstol San Juan continúa su maravilloso mensaje a
Sor Josefa:
“Alma escogida, predilecta del Maestro: fija en Su
Corazón tu morada. Deja que Sus llamas te abrasen; deja que Su dulzura
celestial te purifique y te embriague. Que tu alma no se pose en la
tierra sino para tomar el preciso sustento, como la mariposa sobre la
flor. Para quien ama a Cristo con toda el alma, el mundo debe ser un
pasadizo oscuro y sombrío, que atraviesa deprisa y sin
detenerse”.
San Juan guarda un momento de silencio. Cruzadas las
manos sobre el pecho, estaba hermosísimo. Parecía un ángel. Sor Josefa
le pregunta si el Corazón de Jesús se complace en las almas religiosas,
ya que ama tanto la virginidad. San Juan, mirando al cielo y como si su
rostro se iluminare, le responde:
“Las almas vírgenes son moradas
de amor donde descansa el Cordero Inmaculado. Pero entre ellas, las hay
que son la admiración de los cielos; en ellas fija Su mirada purísima el
Celestial Esposo y deposita el suavísimo néctar que destila Su
Corazón”.
Y extendiendo su brazo derecho como para bendecirla,
añade:
“Déjate poseer y consumir por El. Vive tan sólo para
procurarle gloria y amor. Que Su paz te guarde”.
21 de Enero de 1923
Sor Josefa se reconoce miserable ante Jesús, mas luego la
Santísima Virgen María, con tierna compasión, la tranquiliza con
palabras de esperanza, no sólo para Sor Josefa sino para todas las
almas:
“…Esa misma miseria es la que atrae la misericordia de
Jesús; en Su Corazón te ha escondido para que nada pueda dañarte.
Abísmate en tu pequeñez y en tu nada, pero cree en Su amor y confía que
nunca te abandonará. No tengas más ambición que la de darle muchas
almas, mucha gloria y mucho amor”.
Sor Josefa le pide su
bendición y María traza en su frente la señal de la cruz mientras le
dice:
“Sí, te bendigo de todo corazón”.
11 de Febrero de 1923
Sor Josefa
continúa escribiendo las Palabras que Jesús va dictándole:
“No puedes
figurarte cuánto descanso en ti”.
Sor Josefa le pregunta
extrañada cómo puede ser, ya que ella considera que no hace nada que
valga la pena. A lo que el Señor le contesta:
“No te asombres; a
pesar de tantas ofensas como recibo de los pecadores, Mi Corazón
encuentra consuelo, porque son muchas las almas que Me aman. Sí, es
verdad; la pérdida de tantas almas Me llena de tristeza, mas no
disminuye por ello Mi gloria. Entiéndelo bien; un alma que Me ama puede
reparar las ofensas de muchos pecadores y aliviar la amargura de Mi
Corazón”.
22 de Febrero de 1923
Jesús continúa
diciendo a Josefa acerca de Su Pasión:
“¡Qué congoja sentí en
aquel momento, sabiendo que en el infortunado Judas estaban
representadas tantas almas, que reunidas a Mis pies y lavadas muchas
veces con Mi Sangre, habían de perderse...!
“¡Sí, en aquel
momento quise enseñar a los pecadores que, no porque estén en pecado
deben alejarse de Mí, pensando que ya no tienen remedio y que nunca
serán amados como antes de pecar. No, ¡pobres almas! No son estos los
sentimientos de un Dios que ha derramado toda Su Sangre por
vosotras…
“¡Venid a Mí todos! Y no temáis, porque os amo; lavaré
vuestros pecados en el agua de Mi misericordia y nada será capaz de
arrancar de Mi Corazón el amor que Os tengo…”.
22 de
Febrero de 1923
Jesús empieza Su narración a Josefa acerca de Su
Pasión:
“Ahora, Josefa, voy a empezar a descubrirte los
sentimientos que embargaban Mi Corazón cuando lavé los pies de Mis
Apóstoles.
“Fíjate bien que reuní a los doce. No quise
excluir a ninguno. Allí se encontraban Juan, el discípulo amado, y Judas
el que, dentro de poco, había de entregarme a Mis
enemigos.
“Te diré por qué quise reunirlos a todos y por qué
empecé por lavarles los pies.
“Los reuní a todos, porque era el
momento en que Mi Iglesia iba a presentarse en el mundo y pronto no
habría más que un solo Pastor para todas las ovejas.
“Quería
también enseñar a las almas que aun cuando estén cargadas de los pecados
más atroces, no las excluyo de las gracias, ni las separo de Mis almas
más amadas; es decir, que a unas y a otras, las reúno en Mi Corazón y
Les doy las gracias que necesitan”.
25 de Febrero de
1923
Sor Josefa ha ido anotando en cuadernos las Palabras de
Jesús. Ella le comenta al Señor su temor ante las amenazas del enemigo
de hacerlos desaparecer. Jesús le dice:
“Sí, su astucia diabólica
maquina mil proyectos para que Mis Palabras desaparezcan. Pero no lo
conseguirá, y hasta el fin de los siglos, Mis Palabras serán fuente de
vida para muchas almas”.
Jesús añade en otro momento:
“¿No
sabes cuál es Mi Obra? Pues… ¡es de amor!... Quiero servirme de ti para
dar a conocer más todavía la misericordia y el amor de Mi Corazón… Las
palabras y deseos que te doy a conocer por tu medio excitarán el celo de
muchas almas e impedirán la pérdida de un gran número, y comprenderán
cada vez más que la misericordia y el amor de Mi Corazón son
inagotables”.
Jesús dice a Sor Josefa en otra ocasión:
“De
cuando en cuando necesito hacer una nueva llamada de amor… Sí, es verdad
que no necesito de ti, pero déjame, Esposa de Mi Corazón, que por ti Me
manifieste una vez más a las almas”.
25 de Febrero de 1923
Josefa ha pasado la noche expiando por las
almas que se han dejado seducir por el maligno y alcanzando para ellas
la luz que ha de llevarlas a la verdad. Durante la noche el enemigo la
ataca, como tantas otras veces. El domingo por la mañana Jesús aparece
en la celda de Josefa y, lleno de bondad, le pregunta:
“¿Qué
temes? Tienes muchas imperfecciones, pero no los pecados que el diablo
falsamente te acusa”.
Sor Josefa renueva sus votos y continúa
escribiendo las Palabras del Señor:
“Hoy te diré una de las
razones que Me indujeron a lavar los pies a Mis Apóstoles antes de la
Cena.
“Fue primeramente para mostrar a las almas cuánto deseo que
estén limpias y blancas cuando Me reciben en el Sacramento de Mi amor
(la Eucaristía).
“Fue también para representar el Sacramento de
la Penitencia en el que las almas que han tenido la desdicha de caer en
el pecado pueden lavarse y recobrar su perdida blancura”.
2 de Marzo de 1923
Jesús sigue
adelante revelando los sorprendentes secretos de la Eucaristía, los
cuales Josefa transcribe sin perder una sola Palabra del
Señor:
“Y vosotras, almas queridas, ¿por qué estáis frías e
indiferentes a Mi amor? Sé que tenéis que atender a las necesidades de
vuestra familia, de vuestra casa, y que el mundo os solicita sin cesar;
pero ¿no tendréis un momento para venir a darme una prueba de amor y de
agradecimiento? No os dejéis llevar de tantas preocupaciones inútiles y
reservad un momento para venir a visitar al Prisionero del
Amor”.
2 de Marzo de 1923
Josefa
continúa transcribiendo los maravillosos secretos de la
Eucaristía que Jesús le dicta:
“Si vuestro cuerpo está
débil y enfermo, ¿no procuráis hallar un momento para ir a buscar al
médico que debe sanaros? Venid al que puede haceros recobrar las fuerzas
y la salud del alma… Dad una limosna de amor a este mendigo divino que
os espera, os llama y os desea.
“Todo esto sentía Mi Corazón, en
el momento de la Cena, Josefa; pero aún no te he dicho lo que sentía al
pensar en Mis almas escogidas… En mis esposas… Mis sacerdotes… te lo
diré otro día. Adiós, no olvides que Mi Corazón te ama. Y tú, ¿Me
amas?"
11 De Marzo De 1923
Jesús
continúa dictando a Josefa Sus secretos acerca de la Eucaristía. El
Señor continúa hablando acerca de la castidad y cómo quienes la viven
poseen una similitud con El mismo:
“Más aún: el alma que vive
consagrada a Mí por el voto de castidad, se asemeja también, en cuanto
puede la criatura, a Mí que Soy su Creador, y que habiendo tomado la
naturaleza humana con sus miserias, He vivido sin la más ligera sombra
de mancha.
“Así, el alma que hace voto de castidad es una hostia
blanca y pura que rinde constante homenaje a la Majestad
divina”.
11 de Marzo de 1923
Jesús
continúa compartiendo con Josefa Sus innumerables secretos acerca de la
Eucaristía. Ella escribe mientras el Señor habla:
“Almas
religiosas, encontraréis también en la Eucaristía la imagen perfecta de
vuestro voto de obediencia.
“Pues en esta hostia está cubierta y
anonadada la grandeza y el poder de todo un Dios. Allí Me veréis como
sin vida. Yo que soy la vida de las almas y el sostén del mundo. Allí,
no soy dueño de ir ni de quedarme, de estar solo o acompañado: bajo esta
hostia, sabiduría, poder, libertad, todo está escondido. Estas especies
de pan son las ataduras que Me atan y el velo que Me cubre. Así el voto
de obediencia es para el alma religiosa la cadena que la ata, el velo
que la encubre para que no tenga voluntad, no sabiduría, ni gusto, ni
libertad, más que según el beneplácito divino manifestado por sus
Superiores”.
13 de MARZO de 1923
El Señor
continúa compartiendo con Josefa Sus palabras de amor y entrega por
nosotros, así como Su tristeza ante el rechazo o indiferencia que muchas
veces recibe. Josefa escribe:
“Sí; por todas derramaría Mi Sangre
y a todas amaría con gran amor. Mas para muchas este amor sería más
delicado, más tierno, más ardiente… De estas almas escogidas esperaba
más consuelo y más amor; más generosidad, más abnegación… Esperaba, en
fin, más delicada correspondencia a Mis bondades. Y sin embargo… ¡ah! en
aquel momento, vi cuántas Me habían de volver la espalda. Unas no serían
fieles en escuchar Mi voz… Otras, la escucharían pero sin seguirla;
otras, responderían al principio con cierta generosidad, mas luego, poco
a poco caerían en el sueño de la tibieza. Sus obras Me dirían: ya he
trabajado bastante; he mortificado mi naturaleza y he llevado una vida
de abnegación… Bien puedo permitirme ahora un poco más de libertad. Ya
no soy una niña… Ya no hace falta tanta vigilancia ni tanta privación…
Me puedo dispensar de lo que me molesta…”.
13 de MARZO de 1923
Josefa
escribe cada una de las palabras que Jesús le dice acerca de Su
sufrimiento en Getsemaní:
“La Sangre que brotaba de todos los
poros de Mi Cuerpo, y que dentro de poco saldría de todas Mis heridas,
sería inútil para gran número de almas. Muchas se perderían… ¡Muchísimas
Me ofenderían y otras no Me conocerían siquiera!...
“Derramaría
Mi Sangre por todas y Mis méritos serían aplicados a cada una de ellas…
¡Sangre divina!... ¡Méritos infinitos!... Y sin embargo, inútiles para
tantas y tantas almas!...”.
14 de Marzo de 1923
JUDAS
Jesús prosigue compartiendo con Josefa los misterios de
Su Pasión y la forma que ellos se relacionan con las
almas:
“Después que fui confortado por el enviado de Mi Padre, vi
que Judas, uno de Mis doce Apóstoles, se acercaba Mí, y tras él venían
todos los que Me habían de prender… Llevaban en las manos cuerdas,
palos, piedras y toda clase de instrumentos para sujetarme…
“Me
levanté y acercándome a ellos, les dije: `a quién buscáis´?
“Entretanto, Judas, poniendo las manos sobre Mis hombros, Me
besó… ¡Ah! ¿qué haces, Judas?... ¿Qué significa este beso?...
“También puedo decir a muchas almas: ¿qué hacéis?... ¿Por qué Me
entregáis con un beso?... ¡Almas a quien amo!... Dime tú que vienes a
Mí, que Me recibes en tu pecho… que Me dirás más de una vez que Me amas…
¿No Me entregarás a Mis enemigos cuando salgas de
aquí?... Ya sabes que en esa reunión que frecuentas hay piedras que Me
hieren fuertemente, es decir, conversaciones que Me ofenden… ¡y tú que
Me has recibido hoy y que Me vas a recibir mañana, pierdes ahí la
blancura preciosa de Mi gracia!...
14 de MARZO de 1923
Josefa continúa anotando las Palabras del
Señor acerca de cómo las almas pueden en un momento decirle cuánto Lo
aman y luego traicionarlo, como sucedió con Judas:
“Amigo, ¿ha
qué has venido? ¡Judas! ¿con un beso entregas al Hijo de Dios?...?; ¿a
tu Maestro y Señor?... ¿Al que te ama y está dispuesto todavía a
perdonarte?... Tú, uno de los doce… uno de los que se han sentado a Mi
mesa y que y a quien Yo mismo he lavado los pies… ¡Ah! ¡Cuántas veces he
de repetir estas palabras a las almas más amadas de Mi Corazón!
“Alma querida, ¿por qué te dejas llevar de esa pasión?... ¿por
qué no resistes?... No te pido que te libres de ella, pues eso no está
en tu mano, pero sí pido que trabajes, que luches, que no te dejes
dominar. Mira que el placer momentáneo que te proporciona es como los
treinta dineros en que Me vendió Judas, los cuales no le sirvieron sino
para su perdición.
“¡Cuántas almas Me habrán vendido y Me
venderán por el vil precio de un deleite, de un placer momentáneo y
pasajero! ¡Ah, pobres almas! ¿A quién buscáis?... ¿Es a Mí?... ¿Es a
Jesús a quien conocéis, a quien a quien habéis amado y con quien habéis
hecho alianza eterna?...”
14 de Marzo de 1923
“No creáis
que el alma que Me vende y se entrega a los mayores desórdenes empezó
por una falta grave. Esto puede suceder, pero no es lo corriente. En
general, las grandes caídas empezaron por poca cosa: un gustito, una
debilidad, un consentimiento quizá lícito pero poco mortificado, un
placer no prohibido pero poco conveniente… El alma se va cegando,
disminuye la gracia, se robustece la pasión, que por último,
vence.
“¡Ah, cuán triste es para el Corazón de un Dios que ama
infinitamente a las almas, ver a tantas que se pierden insensiblemente
en el abismo!...
“Aquí nos quedaremos por hoy, Josefa; no olvides
que no son tus méritos los que Me atraen, sino tu miseria, y la
compasión que tengo de ti”.
14 de Marzo de 1923
Jesús
continúa narrando a Josefa los misterios de Su Pasión y el mensaje que
tiene para las almas:
“A otra le diré: ¿seguirás con ese asunto
que te ensucia las manos?... ¿No sabes que no es lícito el modo como
adquieres el dinero, alcanzas esa aposición, te procuras ese
bienestar?...
“Mira que obras como Judas: ahora Me recibes y Me
besas, dentro de unos instantes o de unas horas, Me prenderán los
enemigos y tú mismo les darás la señal para que Me conozcan… Tú también,
alma cristiana, Me haces traición con esa amistad peligrosa. No sólo Me
atas y Me apedreas, sino que eres causa de que tal persona Me ate y Me
apedree también.
“¿Por qué Me entregas así, alma que Me conoces
y que en más de una ocasión te has gloriado de ser piadoso y de ejercer
la caridad?... Cosas todas que, en verdad, podrían hacerte adquirir
grandes méritos; más… ¿qué vienen a ser para ti sino un velo que cubre
un delito?...
14 de Marzo de 1923
“Dejad que
os diga una palabra: velad y orad. Luchad sin descanso y no dejéis que
vuestras malas inclinaciones y defectos lleguen a ser
habituales…
“Mirad que hay que segar la hierba todos los años y
quizás...; en las cuatro estaciones; que la tierra hay que labrarla y
limpiarla, hay que mejorarla y cuidar de arrancar las malezas que en
ella brotan.
“El alma también hay que cuidarla con mucho esmero,
y las! tendenc ias torcidas hay que enderezarlas”.
14 de
Marzo de 1923
Jesús, antes de retirarse, dice a Josefa estas
palabras, que también reconfortan nuestras almas:
“Toma Mi Cruz y
no tengas miedo; nunca será mayor que tus fuerzas, porque está a medida
y pesada en la balanza del amor. ¡Ah! ¡Cuánto te amo! Y ¡cuánto amo a
las almas! …Aunque eres tan pequeña… uniéndote a Mis méritos y a Mi
Corazón, puedo utilizar tu pequeñez. Te dejo la Cruz. Sufre por las
almas y por Mi amor”.
15 de Marzo de 1923
La
Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Ofrécete a Jesús para
curarle las heridas que Le causan los pecados del mundo. Ya sabes cómo
goza Su Corazón cuando las almas religiosas se ofrecen a El para
consolarle”.
Josefa continúa escribiendo el mensaje que Jesús
desea que lean las almas por las que El tanto sufrió, particularmente
los Sacerdotes y Religiosas:
“Sí, almas que he escogido para que
seáis Mi descanso y el jardín de Mis delicias; espero de vosotras mucha
mayor ternura, mucha más delicadeza, mucho más amor que de otras que no
Me están tan íntimamente unidas.
“De vosotras espero que seáis el
bálsamo que cicatrice Mis heridas, que limpiéis Mi rostro, afeado y
manchado…, que Me ayudéis a dar luz a tantas almas ciegas, que en la
oscuridad de la noche Me prenden y Me atan para darme muerte.
“No
Me dejéis solo… Despertad y venid…, porque ya llegan Mis
enemigos".
15 de Marzo, 1923
Jesús continúa narrando a Josefa lo que desea
de las almas, especialmente de los Sacerdotes y las Religiosas, y la
forma que El las ayuda:
“No Me dejéis solo… Despertad y venid…,
porque ya llegan Mis enemigos.
“Cuando se acercaron a Mí los
soldados para prenderme, les dije: `Yo Soy´.
“Lo mismo repito al
alma que se acerca al peligro y a la tentación: `Yo Soy; Yo Soy, ¿vienes
a prenderme y a entregarme? No importa, ven… Soy Tu Padre y si tú
quieres, estás a tiempo todavía; te perdonaré y en vez de atarme tú con
las cuerdas del pecado, Yo te atraeré a ti con ligaduras de
amor´.
“Ven, Yo Soy… Soy el que te ama y ha derramado toda Su
Sangre por ti… El que tiene tal compasión de tu debilidad, que está
esperándote con ansia para estrecharte en Sus brazos.
“Ven alma
de esposa… alma de sacerdote… Soy la misericordia infinita; no temas… No
te rechazaré ni te castigaré… Te abriré Mi Corazón y te amaré con mayor
ternura que antes. Con la Sangre de Mis Heridas lavaré las manchas de
tus pecados, tu hermosura será la admiración de los ángeles y dentro de
ti descansará Mi Corazón”.
16 de Marzo de 1923
Jesús retoma Sus
Palabras del día de ayer, las cuales Josefa las anota, una a una:
“Mis Apóstoles Me habían
abandonado…! Pedro, movido de curiosidad, pero lleno de temor, se
quedó oculto entre la servidumbre. A Mi alrededor sólo había
acusadores que buscaban cómo acumular contra Mí delitos que pudieran
encender más la cólera de jueces tan inicuos. Los que tantas veces
habían alabado Mis milagros se convierten en acusadores. Me llaman
perturbador, profanador del sábado, falso profeta. La soldadesca,
excitada por las ! calumnia s, profiere contra Mí gritos y
amenazas. Aquí quiero hacer un llamamiento de amor a Mis apóstoles
y a Mis almas escogidas.
“¿Dónde estáis
vosotros, Apóstoles y discípulos que habéis sido testigos de Mi vida, de
Mi doctrina, de Mis milagros…? ¡Ah!, de todos aquellos de quienes
esperaba alguna prueba de amor, no queda ninguno para defenderme; Me
encuentro solo y rodeado de soldados, que como lobos quieren
devorarme”.
16 de Marzo de 1923
Josefa pregunta ahora a la
Santísima Virgen María acerca de cómo purificar cada día las acciones y
así disminuir nuestro Purgatorio lo más posible. María le
responde:
Cada noche antes de entregaros al descanso diréis con
gran confianza al mismo tiempo con gran respeto estas
palabras:
`Oh, Jesús, Vos conocíais mi miseria antes de fijar en
mí Vuestros ojos, y ella, lejos de hacéroslos apartar, ha hecho que me
amaseis con tanta ternura y delicadeza. Os pido perdón de lo mal que he
correspondido hoy a Vuestro amor, y Os suplico me perdonéis y
purifiquéis mis acciones en Vuestra Sangre Divina´.
`Me pesa
haberos ofendido porque sois infinitamente santo. Me arrepiento con toda
mi alma y prometo hacer cuanto me sea posible para no caer más en las
mismas faltas”.
María agrega:
“Después, hija mía, os
entregaréis al descanso con toda tranquilidad”.
17 DE MARZO 1923
Jesús viene horas más
tarde a Josefa para compartir con ella algo de Su sufrimiento la noche
previa a Su crucifixión:
“Contémplame en la prisión donde pasé
gran parte de la noche. Los soldados venían a insultarme de palabra y de
obra burlándose, empujándome, golpeándome… Al fin, hartos de Mí, Me
dejaron solo, atado, en una habitación oscura y húmeda, sin más asiento
que una piedra, donde Mi Cuerpo dolorido se quedó al poco rato, aterido
de frío”.
17 DE MARZO DE 1923
Jesús comparte más del impacto
profundo que en El tiene nuestro olvido que El está en el Sagrario y
nuestro desgano de ir a recibirle en nuestro corazón:
“¡Cuántos
días espero que tal alma venga a visitarme en el Sagrario y a recibirme
en Su corazón! ¡Cuántas noches Me paso solo y pensando en ella! Pero se
deja absorber por sus ocupaciones o dominar por la pereza, o por el
temor de perjudicar su salud, y no viene”.
13 de Noviembre de 1923
Jesús: "deseo que
hagan conocer Mis Palabras. Quiero que el mundo entero Me conozca como
Dios de amor, de perdón y de misericordia. Yo quiero que el mundo lea
que deseo perdonar y salvar... Mis Palabras serán luz y vida para
muchísimas almas; todas se imprimirán, se leerán y se predicarán. Yo
daré gracias especiales para que produzcan un gran bien y para que sean
luz de las almas".